Capítulo 27, por Norma Guarnido

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―¡De acuerdo, chicas! ―gritó el fotógrafo―. ¡Dadme una pose heroica!

Alcé el guantelete del traje hacia el cielo, preguntándome cómo demonios había acabado en una sesión de fotografía de cosplay «por el bien de la investigación». Estaba claro, nunca podía escribir a Rosa sin que terminara metiéndome en un embrollo. Ella, divertida por la situación, tomó una de las piezas de atrezo de su zurrón (unos viales llenos de un líquido en el que flotaban copos de purpurina en forma de estrella) y puso su espalda contra la mía.

―¿No lo echabas de menos? ―preguntó. Al aviso de su compañero, se giró y se puso justo de frente a mí―. Ya sabes, como cuando estábamos en la uni... pero ahora con un equipo mucho más profesional.

Al parecer, mi correo había llegado en el momento perfecto. Según contaba en su réplica, necesitaba a un cosplayer profesional para una sesión que le había encargado, de entre todos los contactos de su agenda, la empresa FILE. Al parecer, querían conmemorar el aniversario de Seldoria Chronicles por todo lo alto (los rumores que nos habían llegado a la redacción Cazadores señalaban el inminente anuncio de una secuela) y romper las barreras de la prensa generalista. Los motores de las armaduras aéreas serían analizados en publicaciones dedicadas a la conducción, comparados con los de los coches más punteros. Algunas revistas de cocina replicarían sus platos más populares, mientras que la sección en la que trabajaba Rosa Molina publicaría un reportaje fotográfico que traía a sus protagonistas a la vida real.

―No todos los días te escribe la «reina del cosplay» para pedirte un favor ―susurró, sin perder la sonrisa―. Que lo haga cuando estás buscando a una modelo alta, musculosa y con suficiente práctica con el atrezo steampunk es pura poesía, eso sí.

Según ella, ninguno de los modelos que acostumbraban a pasar por el estudio tenía idea de cómo llevar con tanto estilo una armadura o dar autenticidad a un personaje salido de un videojuego como lo podría hacer yo. Pura zalamería, pero si quería algo a cambio, me tocaba pasar por el aro...

Además, no podía negar que, en efecto, echaba de menos compartir escenario con ella. Había caído de lleno en sus redes... y lo estaba disfrutando.

―Te estás divirtiendo con esto, ¿verdad? ―Fijé mi mirada en las lentillas ámbar de su disfraz de la princesa Eruma―. Estoy segura de que cualquier otra de nuestras amigas en común podría haberte acompañado en una sesión así.

―Tienes razón, tengo suficientes contactos en este mundillo... pero tú me lo has hecho mucho más fácil. ―Me sacó la lengua, juguetona. Una de las cámaras capturó el instante―. Tu correo llegó en el momento ideal. Me preguntabas por alguien de FILE justo cuando estaba preparando algo para ellos. Además, ¡una sesión de fotos de cosplay! ¡Contigo! Joder, Norma, era el puto destino.

―Es... un asunto serio. ―Sabía la pose que me tocaba: una en la que la altísima Rapsodia se encogía ante los avances indiscretos de la princesa Eruma. Qué apropiado―. Si no...

―«Nunca habría acudido a ti». ―Ondeó su peluca plateada con garbo―. Lo sé. Sé que siempre soy tu última opción, Norma. Quieres evitar verme porque... no quieres «meterme en ese mundo» tuyo, por egoísta que suene. ¿Sabes? Estoy dispuesta a cambiar eso. Antes de que te vayas, te lo voy a demostrar.

La modelo aprovechó el descanso para beber agua. Me lanzó una botella y sacó una chocolatina de debajo de la intrincada bata de laboratorio que llevaba. Me ofreció un mordisco (que no pude rechazar) y se puso a roerla con cuidado de no arruinar el elaborado maquillaje del personaje.

―Hazme caso... Es mejor para las dos que no te...

―¿Hasta cuándo vas a seguir así? ―Ni siquiera me miraba. Estaba asegurándose de que las luces de la armadura aérea funcionaran correctamente―. Han pasado cinco años y sigues...

Cazadores de Silicio [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora