El Oscuro Pasado De Nely

28.

El comienzo de la oscuridad...

Especial de Margareth

Todo comenzó cuando yo solo tenía cinco años, fue cuando empecé a entender lo que verdaderamente pasaba, vi como mi abuelo y quién también era mi padre dicho por mi madre, en aquel entonces no lo entendía por qué era muy pequeña y solo pensaba en una cosa que era recibir el amor de mi familia pero recibía todo lo contrario a eso, solo recibí golpes, insultos y abusos.

Cuando cumplí ocho años entendí más lo que me decía mi madre, quería ayudarla a escapar de este dolor que la consumía todos los días, ser abusada y maltratada por su propio padre la hizo caer en un hoyo lleno de dolor y desesperación. Cuando cumplí 12 años mi madre me dejó sola en este mundo llenó de oscuridad y dolor al lado de un hombre que no sabía si era mi abuelo, mi padre o mi peor pesadilla, aún recuerdo esa noche en la que ese señor le dio una paliza a mi madre y con eso hizo que ella dejara este mundo dejándome aquí, recuerdo escuchar sus gritos esa noche no podía evitar llorar y pedirle a Dios que nos ayudará a salir de este infierno como todos los días.

Y la oscuridad no tardó mucho en hacerse presente en mi vida como le pasó a mi madre. Ese día junto con el de la muerte de mi madre se iban a quedar grabados en mi mente toda mi maldita vida.

— quítate la ropa— me ordenó en un tono frío.

Mis delgadas piernas temblaban de miedo y mis ojos estaban siendo contraídos por las lágrimas, no tuve más opción que quitarme la ropa y hacer caso a sus ordenes. Sentí ascó aquella noche al ver cómo se masturba mientras me tocaba y me besaba, para después acostarse sobre mi y penetrarme en un solo golpe. Ahogué mis gritos en lágrimas, y desde esa noche entendí todo lo que mi madre había sufrido y lo mucho que estaba destrozada.

Tenía miedo de que me sucediera lo mismo que a ella, no quería morir quería tener una vida normal como la de las demás personas, mi vida se convirtió en un completo infierno con el pasar del tiempo, el abusó sexual se volvió más presente y los maltrato físico eran más que de mandarme a la otra vida, pero como si Dios quisiera que siguiera sufriendo no me permitía morir para irme junto con mi madre.

Aún recuerdo cuando me estaba enseñando a leer. El recuerdo se hizo presente.

— repite después de mi (A)— decía mi madre.

— (A)

— ahora la (B)

— (B)

— muy bien, eres una niña muy lista corazón— pude notar cómo sus ojos se cristalizaron ante sus mismas palabras.

— mami no llores— dije en aquella voz de esa niña de cinco años sin entender aún lo que pasaba.

Mi madre me tomó entre sus brazos para luego darme todo su calor y dejar un tierno beso en la coronilla de mi cabeza.

— ¡Cristál!! ¿Donde estas?— los gritos de aquel hombre hicieron que mi madre cortará nuestro contacto.

Mi madre se dispuso a limpiar sus lágrimas para luego decirme.

— princesa mía, espérame aquí ya mamá regresa¿Vale?— dice para dejar un beso sobré mi frente y desaparecer del otro lado de la puerta.

Ese fue el día más cálido que pudo darme mi madre, aunque la mayor parte era indiferente conmigo y logré entenderla con el tiempo con una vida tan miserable como la que estaba viviendo quién tendría ánimos de dar amor, y agradecí el sacrificio que hizo de quererme a veces, y sobre todo que nunca me echo la culpa de lo que ella vivió y por todo lo que pasó, estoy mas que agradecida por el cariño que me dio.