❝ Capitulo Doce ❞

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Oh, no.

Jimin se arrepintió inmediatamente de sus ridículas palabras.

-No seas absurdo -dijo él.

-No soy absurdo. Pretendo ser incendiario.

Jimin deseó poder pensar en una respuesta mordaz y sofisticada para ponerlo en su lugar y salir de esto. Pero el fuerte viento azotando sus pantalones parecía haberse robado su ingenio también.

Así que, en lugar de una respuesta sofisticada, le dio una pueril.

Balbuceó tonterías por un momento, luego entró en pánico y huyó.

El camino sinuoso de regreso al castillo se hizo repentinamente largo.

Jimin necesitaba estar en casa enseguida. En su cama, dentro de una acogedora tienda de almohadas y mantas. Con Yoongi prudentemente al otro lado de la puerta cerrada con pestillo.

Levantando el dobladillo, salió del sendero y empezó una ruta recta por tierra, caminando tan rápido como el suelo fangoso le permitía.

-No camines por ahí -gritó él tras él.

Lo ignoró.

-Caminaré por dónde y cómo quiera, gracias. No soy uno de tus soldados. No me ordenas.

-Anda.

Jimin casi tropezó con sus propios pies. Bajó la mirada. En su prisa por probar su independencia, dio un grave paso en falso independiente-mente. La totalidad de su media bota había desaparecido en el negro y fibroso fango.

Cuando trató de soltarla, su otra pierna también se hundió de inmediato... hasta la rodilla. ¿Qué era este fango? Actuaba como arena movediza, hundiéndola cada vez más.

-¿Yoongi? -llamó-. Yoongi, por favor, ven de una vez. No puedo mover los pies.

Se detuvo a unos cuantos metros a un lado y examinó la situación.

-Te has sumergido en un pantano. Pasa todo el tiempo.

-Entonces, ¿te ha pasado a ti?

-Och, no. No soy tan estúpido.

Claro que no, pensó Jimin amargamente. Por supuesto que esto solo podría pasarle a él.

»Pero he desatascado a muchas vacas y ovejas -continuó él.

-Maravilloso. Si fueras tan amable de desatascarme a mí también. ¿Rápidamente?

Un toque de diversión brilló en sus ojos.

Esa mirada le dijo algo terrible.

Iba a ayudarlo, pero primero iba a disfrutar cada minuto de esto.

Jimin giró y tiró de su pierna, sin éxito. Estaba bien y verdaderamente atascado, y su corazón latía erráticamente contra su pecho.

Yoongi chasqueó la lengua.

-La primera regla del pantano: no entres en pánico.

-¿Cuál es la segunda regla del pantano? Creo que deberíamos saltar a eso.

--No discutas -dijo él-. Te cansarás. Solo ten calma y espera a que tu cuerpo alcance su equilibrio.

Fácil para él decirlo.

Trató de alcanzar algo, lo que fuera, para agarrarlo. Sus manos solo atraparon aire y hierba suelta. El pantano apretó su agarre, tragando sus caderas.

-Yoongi -gritó-. Yoongi, se está poniendo peor.

-Eso es porque estás luchando.

-¡Por supuesto que estoy luchando! Estoy siendo tragado vivo. Y tú solo estás parado ahí.

Mo chridhe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora