013.

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Lee Saerom 

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Lee Saerom 

Mis ojos se cerraban lentamente, de verdad que el cansancio me estaba matando. Quería que ya acabara el día, para olvidarme de todo, y del idiota de Taehyung, ese que se atrevió a volver a besarme hoy. 

Al fin, las puertas del ascensor se abrieron, pero antes de ingresar, me di cuenta de que alguien se acercaba. Se trataba de Hoseok. 

—¡Hola!

Pero la sonrisa se desvaneció, por la respuesta un tanto simple que obtuve de él. Hizo una reverencia y entró junto conmigo al ascensor. Apreté mi piso, y él suyo. Guardé silencio, a veces las apariencias pueden engañar, no me debería fiar de nadie al final. 

Mordí mi labio inferior, sintiéndome incómoda, pero cambió a preocupación, cuándo decidí verlo y estaba sumamente pálido. Con la ayuda de su mano, se sostenía en una de las paredes, lo que me alarmó. 

—¿Jung? ¿Estás bien? 

Tomé su otra mano, la cual estaba fría y temblaba. Me asusté más cuándo parecía que se desvanecía en cualquier instante. Siendo rápida, sostenía su cuerpo colocando su brazo alrededor de mi cuello, sin entender lo que le sucedía. 

Por asegurarme de que no se cayera, mi piso se pasó. Tendría que llamar a la ambulancia. Las puertas se abrieron, y llevando su cuerpo un poco con la ayuda de sus pies, casi arrastrándose, fuimos hasta lo que parecía ser su puerta. 

Apenas podía respirar por lo agitada que estaba. Escuché su suspiro, como trató de sacar las llaves de su bolsillo para querer abrir, pero le quité las llaves y fui yo quien abrió. Me adentré en aquel lugar oscuro.

—El… el interruptor está a tu derecha. 

Casi ciega, estiré mi mano, buscándolo y lo encontré, haciendo que todo lo que parecía ser el salón se iluminara. Lo llevé directamente al gran sofá que tenía en el centro, para después buscar mi móvil desesperada. 

—Lee, estoy bien, no pasa nada —Trató de acomodarse, pero justo hizo un gesto que iba a vomitar, me espanté— Solo… Necesito unas pastillas que son como vitaminas. 

—¿Dónde están? 

—Justo en la mesa, frente de ti, abre la gaveta que tiene debajo, ahí está el frasco blanco. 

Dejé mi bolso a un lado, arrodillándome para buscarlo. Cuándo lo encontré, abrí el frasco rápido y se lo di. Sin agua, se las tomó y dejó que su cuerpo cayera recostado sobre el sofá. 

Mi corazón se saldría. Todo había ocurrido tan rápido, yo me estaba durmiendo y de repente apareció un Hoseok moribundo. Suspiré, cayendo en cuenta que me encontraba en la casa de él. Tenía las cortinas tapando la gran vista que seguro tenía, todo completamente limpio y ordenado, y un decorado singular con figuras, cuadros y cosas de colores.

DIONYSUS | KTH & JHS [Sinful #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora