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Lee Saerom

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Lee Saerom

Necesitaba una valeriana, o cinco.

A penas pude prestar atención a la pequeña conferencia, nadie podría hacerlo si había un tipo enfrente de mí, encendiendo mi ira. No recordaba que podía enfadarme de tal manera, a pesar de que tuviera el completo control sobre mi boca aún, y no quería sobrepasarme, era consciente de que este era mi lugar de trabajo e iba a respetarlo lo mejor que pudiese.

Me despedí de un par de personas que se acercaron a mí, pero solo quería regresar a mi oficina y trabajar. Salí del salón, dispuesta a llegar, y no quería interrupciones, y no las tuve gracias al cielo.

Miré a Jiheon, centrada en unos papeles y fui hasta ella.

—Baek, perdona —Alzó la vista, atenta— ¿Podrías traerme una valeriana? Sé que no es tu trabajo, pero la necesito y tengo trabajo.

—Por su puesto ingeniera, para eso estoy yo aquí.

Sonrió, levantándose y yendo hacia la cafetería del piso. Me sentía un poco mal, esta era la segunda vez que le pedía estos favores, pero es que me había prometido que ella solo se encargaría de papeleo.

Me adentré a la oficina, yendo directamente a mi escritorio, pero me detuve en seco, trayendo la imagen del cretino, mientras me sonreía ladino en medio de la reunión, mofándose en mi cara. Nunca me había pasado esto, ¿quería joderme la vida?

Inhalé y exhalé tan fuerte como pude, para que la ira no me controlara, yo no era así. Alisé con cuidado la falda de mi vestido, acomodé el cinturón y justo escuché la puerta abrirse después de le dije que se adentrara.

—Escucha Jiheon, recuérdame investigar sobre ese tipo. —Me giré, para verla, pero no era ella, en cambio, era un hombre... que si lo reconozco, era el mismo que dio la conferencia hoy, Jung. — Hola.

Musité, apenada. Hice una pequeña reverencia.

—Disculpe por haber entrado de esta manera, la secretaria Baek mencionó que estaba en su oficina. Soy Jung Hoseok.

Él mismo. Lo conocía. Habían veces en que lo he visto en el mismo ascensor que yo, pero ni siquiera cruzaba mirada conmigo o me hablaba. Cuándo le pedí a Jiheon que investigara sobre él, salieron maravillas.

—Sí, lo sé. Un gusto. ¿Le puedo ayudar en algo?

—Olvidó los archivos que dejé para todos los que estuvieron en la reunión. Se los traigo yo personalmente, ya que todos desaparecieron y mi secretaria está haciendo otro pendiente.

Los tomé, y pude apreciar que eran bastantes páginas, lo que me tocaría leer esta noche, todo por no prestar atención también.

Quise sentir que el hombre sería más amable que el cretino u otros, pero... no lo sé, no conocer a alguien, es confuso. Con su gesto serio, sin despedirse, salió de mi oficina, chocando con Jiheon en la salida. Solo me quedó arrugar mi rostro, analizando como la empresa era famosa por la familiaridad a los clientes, pero tan bastardos entre ellos.

DIONYSUS | KTH & JHS [Sinful #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora