Ni la misma 𝗟𝗲𝗲 𝗦𝗮𝗲𝗿𝗼𝗺, esperó ser capaz de seguir su codicia vehemente que la llevaría a la perdición.
Ya qué estaba tan equivocada al pensar que 𝗞𝗶𝗺 𝗧𝗮𝗲𝗵𝘆𝘂𝗻𝗴, no obtendría lo que él, se propone. Por qué sus obsesiones se resum...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lee Saerom
Tengo que decirlo. Me encantaba la forma de ser de Jiheon, podía lucir bastante reservada, pero cuándo entraba en confianza, era ella misma. Mientras manejaba hacia el club, no guardó silencio, además de ponerse a cantar con las canciones que puso, tan atrevidas.
Después de aparcar el coche en el garaje de un edificio –donde hacían las fiestas–, se dirigían hasta la planta alta. Por mi parte, sentí nervios por toda la gente que habría, que nunca había visto. También por mi atuendo, aunque después de salir del ascensor y ver a las personas que se dirigían al mismo lugar, vestidos de forma más extravagantes, como si estuvieran en una gala o en una sesión de fotos, me hacían sentir mejor.
—¿Sabes que es lo mejor? —Miré a Jiheon— Aquí no hay padres, solo es para los "jovenes" si podemos decir.
Si ella decía que era bueno, lo acepto. Digo, sería raro que el padre de Jiheon la viera con esa minifalda. Seguimos caminando, hasta llegar a una puerta, que al tocar el timbre, se abrió. Un tipo con una falda puesta y camisa de tirantes, estaba enfrente con nosotros. Nos dejó paso para que entráramos, luego de que Jiheon le dio algo, que no me di cuenta.
Todo parecía más normal de lo que esperado, solo llamando la atención las personas. Eso sí, todo el lugar tenía una combinación de olor a cigarros, perfume y alcohol. Esto era la mala suerte de tener un buen olfato, y sensible además.
—Conozco a casi todos aquí, hasta a los amigos. Nos iremos a sentar a una mesa, y no tengas vergüenza por si alguien te habla, mayormente son chicos lindos.
Coqueta también. Le sonreía a todos los que pasaban, siendo amigable. Pero, aun así, me arrepentía un poco de venir.
—Oh, vamos Sae, no pongas esa cara. Todo irá genial.
—Siempre que dices eso, pasa algo.
Murmuré. Llegamos hasta la mesa, que tenía separadores de otras. Ahí, podíamos ver todo lo que estaba pasando frente a nosotros.
—¿Nunca saliste con tus amigos?
Negué, siguiendo con la mirada a un mesero que, sin pedirlo, dejó tres copas de vino en nuestra mesa.
—Salíamos mayormente los dos, ahí donde, la vez, ha estado borracha varias veces, hasta el punto de vomitar en medio de una discoteca.
Y por ello, me descubrieron y tuve el peor castigo. Una controladora como mi madre, dándose cuenta de aquello, la hizo perder la cabeza. Tomé la copa, llevándola a mis labios.
De pronto, solo quedamos los dos, ya que llamaron a Jiheon, y empezó a socializar con varios chicos lindos, podría decir, ligando. Su cabello negro y superlargo, parecía un verdadero hechizo para todos.
El vino se me hacía conocido, podría asegurar que era de alguna marca que vendía nuestra empresa. Acabé todo lo de mi copa, sintiendo como primero me emborracharía con el vino, que algún hombre se acercaría a mí, tampoco era mi deseo.