Cláudio POV

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-¿Nicolas? – Eso es lo primero que escucho al contestar el celular.

- No. ¿Qué necesitas? – digo, tratando de deshacerme de esta conversación.Escucho un gran silencio proveniente del otro lado, y luego regresa la voz de la hermana de mi mejor amigo.

- ¿Puedes pasárselo a Nico? - Ella me dice.

- No. Él no está aquí ahora. ¿Es importante o simplemente llamas porque la chica pequeña no sabe hacer amigos? – pregunto y escucho un pitido que significa que me colgó.

Siento algo de arrepentimiento dentro de mí, pero vuelvo a la mesa donde estaba anteriormente. Silverio me mira.

- Entonces, ¿qué fue? – Me pregunta.

- No lo sé, me colgó. – digo sentándome a su lado.

- ¿Qué hiciste? – Me dice seriamente.

- Le pregunté si solo llamaba porque no podía hacer amigos. – digo, luego levantándome para irme. Recojo las cosas de Nicolas y me sigue un enojado Silverio.

- Nicolas te va a matar. – me dice mientras nos dirigimos a la entrada de la universidad.

- Si te hace más feliz, puedo ir allí y ver si ella está bien. – digo, harto de este tema.

- ¿Y volver a saltarte la clase de economía? – Me pregunta con curiosidad.

- Es para mantener la línea. Guarda las cosas de Leister. Iré allí y veré si la chica necesita ayuda para hacer amigos. – digo entregándole el abrigo y la maleta. Sacando las llaves del coche.

- Quiero pensar que estás haciendo esto por tu mejor amigo y no porque quieras escaparte de classes. – me dice sentándose en uno de los mostradores de piedra.

- Piensa lo que quieras. – digo saliendo en el auto de Leister.

El viaje hasta el Colégio Belmonte fue rápido, casi no había tráfico. Salí del auto y fui a la puerta para hablar con el guardia de seguridad y le dije que estaba buscando a la hermana de mi amigo. Literalmente tuve que dejar una copia de mi documento de identidad para que pudieran llamar rápidamente a la policía si quería secuestrar niños. Entiendo la preocupación, pero ¿parezco un criminal? No me parece.

Caminé por los pasillos y chicas de 15 años me miraban y me comían con los ojos como si fuera el chico más atractivo que jamás hubieran visto en esa escuela. Uno se me acercó y me preguntó si quería ayuda.

- ¿Sabes quién es Machu? – pregunto mirando al elfo frente a mí.

- ¿La chica nueva? – Me dice poniendo los ojos en blanco. – Se fue despues de la verguenza de la clase de educación física.

- ¿Se fue? – pregunto asombrado por todo.

- Sí, pero puedes preguntarle al maestro... - Me dice, señalando a un chico que debe tener al menos mi edad. Sigo el camino sin agradecerle a la joven de 15 años.

- Oye, ¿puedes decirme por qué dejaste que una menor de edad se fuera sola a casa? – le pregunto volviéndolo hacia mí.

- ¿Tú eres? – Pregunta mientras suelta mi brazo.

- El hermano de Machu no puede venir aquí, vine yo. Ahora respóndeme. – le digo desde cierta distancia, esperando que me responda.

- Ella no se sentía bien y se fue a casa. – Me dice relajado.

- ¿Me estás diciendo que tú, como profesor, dejaste que un alumno que no se sentía bien se fuera solo a casa? – digo, tratando de controlar la ira que siento dentro de mí.

- Mira, traté de ayudarla... - Me dice. – Me tengo que ir, muchacho. – Continuar y se va.

Salgo rápidamente de los pasillos de esa escuela y vuelvo al auto, aún con el teléfono de Nicolas trato de llamar al número de Machu...correo de voz. ¡Joder! Esto no puede estar pasándome a mí, no a mí. Ahora no.

Camino por el camino hacia la casa mirando las aceras a ver si la veo, pero nada, cuando llego a los portones de la casa me encuentro bajándome del auto y llevándome las manos a la cara cuando pienso en la mierda que hice, pero cuando los llevo a pensar en lo que puedo hacer la veo sentada en las escaleras que conducen a la puerta, apoyada en uno de los pilares, con su abrigo cubriéndole las piernas. Rápidamente llego a su lado y la estudio con mis ojos para ver si está bien. Ella no me mira.
- ¿Estás bien? - Pregunto. Ella continúa mirando hacia abajo, sin responderme. Siento opresión en mi pecho. - ¿Machu? – pregunto de nuevo, intentando tocarla. Ella se levanta.

- ¡Déjame en paz! – Dice, a unos 3 pasos de mí, lo que la hace del mismo tamaño que yo.

- ¿Por qué viniste sola? - Pregunto.

- Lo sabrías si le hubieras dado el teléfono a mi hermano cuando te lo pedí. – Me dice en un tono que no entiendo si está molesta o triste. – Me llamas niña, pero ni siquiera puedes tener una conversación seria con alguien. No sabías dónde estaba, no sabías que realmente necesitaba.– Me dice, sin mirarme a los ojos. Me siento estúpido por primera vez en mucho tiempo.

- Lo siento, no... - digo, pero ella me interrumpe.

- Guarda tus excusas, no las quiero. – Me dice y me mira. – ¿Puedes al menos abrirme la puerta? – Sin duda está molesta.

- No tengo las llaves, debería estar en clase. No pensé que mi día terminaría así. – le digo, ella me mira confundida. – Pero tengo auto si quieres... - digo sonriendo, tratando de hacer menos tensa la conversación, pero rápidamente dejo de sonreír cuando veo que ella se tapa la cara y comienza a sollozar – ¿Qué pasó ahora? – pregunto impaciente acercándome a ella.

Ella no se aleja. Pero ella tampoco me dice nada, solo me deja abrazarla. Agarro su cara para que me mire. Es más pequeña de lo que parecía y llega un poco por debajo de mis hombros. - Dime qué está pasando. – le digo, tratando de sonar tranquilo pero mi voz sale más espesa de lo que quiero, lo que la sobresalta.

- Pensé que dejar Canadá era la mejor opción, pero ahora no lo sé. La gente es mala. – me dice entre sollozos. - Quiero irme. – Dice alejándose de mí y bajando hacia el auto. - ¿Me llevas? – me pregunta, bajando también las escaleras.

- Tienes que volver a la escuela. – Lo digo en serio. Ella se ríe en mi cara. – Tengo que volver a la escuela pero tu puedes no ir a classes? – Me dice con cierta ironía.

- Termina la secundaria y podrás no ir cuando quieras. Pero ahora lo correcto es volver. – le digo subiendo al auto. Aún con la puerta abierta le digo – Pasa, te llevo.

Machu se puso el abrigo y se sentó en el asiento del pasajero... esa falda era aún más pequeña cuando estaba sentada. Tratando de no concentrarme demasiado en eso, nos tomó poco tiempo llegar a su escuela. Salió del auto y entró a la escuela en segundos. Seguí mi camino hacia la universidad.

Llegué casi al final de la clase, y como siempre recibí la mirada de la profesora Rita, quien me dijo que si faltaba una vez más suspendería la materia. Siempre fue así. Entonces todo lo que Lester tenía que hacer era hablar con ella y ella se calmaría. Diferencias entre buenos y malos estudiantes.

- ¿Entonces? – me dice Silverio mientras salimos por la puerta. – Ni siquiera te importa ni nada. Leister estaba agotado y ni siquiera podía comunicarse contigo ya que eras tú quien tenía su puto celular.

- Ella está bien. Se sintió mal, salió a caminar pero ya está nuevamente en clase. Nada de más. – digo, caminando hacia los casilleros.

- ¿Nada de más? – Me dice la voz de mi mejor amigo agarrándome del hombro. – Soy su hermano, soy yo quien debería decir si "no es gran cosa" o no. – Me dice molesto. No puedo entender el contexto ya que todo terminó bien.

- Ella está bien. Yo hablé con ella. – le digo alejándome de su mano.

- ¿Le preguntaste qué pasó? ¿Ella te lo dijo? – Me pregunta. Asiento, a lo que él responde que sin esas respuestas no puedo saber si ella está bien.

Fuimos a la última clase de hoy y en lo único que podía pensar era en la falda de Machu subiendo por sus piernas mientras estaba sentada en mi auto. En ese banco definitivamente ha habido más gente desnuda, pero tener una menor que casi muestra su trasero, es totalmente diferente.


Enamorandome de MeyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora