Prologo.

2.8K 354 70
                                    

La noche del cumpleaños dieciocho de Jack se parecía muchísimo a una película de terror. Su madre le había explicado lo que sucedería, pero incluso así, nunca quiso creerlo.

Jamás pensó que dolería tanto.

Se sentía como si quemara, como si algo dentro de si se abriera paso y le rompiera cada uno de los huesos y se los compusiera con fuego nuevamente. Su vientre quemaba, sus piernas no respondían. Su temperatura se elevaba cada vez más y más.

Lo más insoportable era la marca. La marca creciendo en la parte baja de su espalda, como si la estuvieran dibujando en su cuerpo con un fuego ardiente y abrasador. No quiso llorar y no hizo ruido alguno desde su cama, no quería despertar a su madre y mucho menos a su hermano. Agradecía profundamente que sus otros hermanos no vivieran más allí, ni su padre.

El pequeño omega no profirió ningún otro sonido, no hizo añicos ninguna mesa, y no se atrevió a levantarse para mirar su espalda. Que se hubiera presentado era algo normal, que estuviese marcado a tan poca edad significaba que su alfa se encontraba cerca de él.

Tenía miedo, estaba aterrado.

¿Y si su alfa era uno de sus compañeros? ¿Y si lo obligaba a...? No, no, no podía ser. Estaba en su último año, tenía buenas calificaciones, quizá si no le decía a nadie...

Pero era imposible, era imposible no notarlo. Su alfa lo olería a kilómetros de distancia. Estaba perdido, perdido y condenado. Su vida estaría trazada de ahora en adelante, ya no sería dueño de sí mismo.

Después de unas horas, logró recuperar el movimiento de las piernas, pero el resto de su cuerpo continuaba completamente inmóvil, se forzó a levantarse de la cama y casi se tropezó, no quería hacer ruido, ningún tipo de ruido que alterará a su familia.

El mareo era incontrolable, las náuseas, y el dolor de cabeza iban a consumirlo completamente. Tan pequeño como era, encontró la fortaleza para levantarse y observar suficiente tiempo el espejo.

Estaba pálido y las ojeras se hacían camino a través de sus ojos como una enfermedad. Lo cual era bastante parecido a lo que le sucedía, su cuerpo se estaba enfermando, de necesidad, de angustia y miedo. Su padre siempre le había recordado que era débil, demasiado pequeño incluso para ser un omega, enclenque y feo, en comparación con sus hermanos. La escuela había sido algo similar, solo encontró un poco de tranquilidad en cuanto los gemelos Friday y Paul, dos años mayor que él, terminaron sus estudios. Ambos ya habían sido marcados, ambos omegas al igual que él. Vivían felices, al parecer.

Sin embargo, su hermano mayor era alfa. Billy. Billy tenía 25 años y asistía a la universidad o al menos eso aparentaba. Jamás se habían llevado bien, Billy era una copia de su padre, y el orgullo del mismo, el único hijo alfa, el único valioso, y hasta ese momento, el único sin pareja también.

Jack lo lamentaba muchísimo por el omega que tuviese que lidiar con su hermano mayor. Tan grande, tan bruto, tan sexista. Lo escuchaba con sus amigos, lo veía llegar ebrio en ocasiones.

¿Y si su alfa era como Billy? Se recostaría a llorar el resto de su vida. Si es que podía dormir.

Sin embargo, Jack no deseaba una vida como la de sus hermanos, temía ser rechazado incluso por su alfa. Temía ver la marca en su espalda y reconocerla, temía ser emparejado con alguno de sus compañeros a edad adecuada, estaba asustado y deseaba salir corriendo.

El pequeño dio unos cuantos pasos, tenía la camisa empapada y sabía que apestaba a miedo y confusión, sus olores serían más fuertes de ahora en adelante y no podría cubrirlos del todo, no podría esconderse lo suficiente.

La ropa se le pegaba al cuerpo y el espejo le devolvía una imagen aterradora, cada movimiento lo quebraba un poco más.

La revelación le llegó como un latigazo, un balde de agua fría, helada. Se detuvo en seco.

Reconocía perfectamente aquella marca que residía en su espalda.

Era una pequeña marca negra, casi parecía una mancha, pero imperceptiblemente tenía la forma de una media luna, no sería más grande que tres de sus dedos pero era reconocible perfectamente.

Se le cayó el mundo, los pies dejaron de responderle. Cayó al suelo y comenzó a llorar, no era normal, no era siquiera posible.

Llevaba en la espalda la marca innegable de su hermano mayor.

Como muchos de ustedes saben, esta historia la he subido tres veces. (Esta es la cuarta) Siempre termina siendo eliminada por supuesto contenido inapropiado. Como autora, considero que ese contenido inapropiado no existe, y por tanto, daré batalla mucho tiempo más. A quienes me quieran acompañar a redescubrir esta historia, les mando un abrazo enorme.

XOXO

-Mara. 

Big Brother ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora