Capítulo 21.

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Billy quiso creer que todo era falso.

Que todos mentían, que no llevaba por dentro un rastro de dolor, que no estaba en su alma una sombra heredada de alguien idéntico a él. Se miro al espejo, observo sus detalles, dio con los puntos de sí mismos que más detallaban su genética. Encontró que fruncía el ceño muy parecido, que arrugaba la nariz y que sus ojos eran de un color idéntico al de su padre.

¿Lo era también por dentro? No. ¿No?

Después de una vida entera de admiración, perder a su padre había sido uno de los golpes más fulminantes y dolorosos para él, una situación definitiva que lo trajo de regreso al mundo, al mundo real. Billy tenía veintiún años cuando su padre había sido arrestado, y aunque todo al principio estaba claro para él, la verdad era que su imagen sobre Andrew se había deformado poco a poco, intentó buscar abogados, trató de pagar de su propia cuenta una fianza para su padre, la cual siempre había sido denegada.

La policía tenía pruebas, de casi todos sus delitos.

Billy no tenía nada, él solo quería probarles a ellos que Andrew era un buen padre, quizá no era inocente como tal, pero era humano, tenía la posibilidad de arreglar todo lo que hubiese causado.

Pero no era cierto.

Las rupturas eran demasiadas, los cortes y las vejaciones demasiado profundas para una disculpa. El ultimo abogado habría sido capaz de conseguir el expediente completo de su padre, en el, se encontraban sus cargos, copias de audiencias, etc. En la parte final, un apartado dedicado a la denuncia especial de Vanessa Murphy, en donde detallaba con especial hincapié la situación de violencia que había vivido.

Le acusaba de maltratarle, humillarle, y de golpear en constantes ocasiones a su hijo menor. Solo a él.

Al principio, Billy había pensado que su madre estaba en un error, es decir, su padre tenía un carácter fuerte ¿no? Como todos los alfas, como cualquier padre. Quizá había perdido la paciencia un par de veces con Jack porque era un poco más torpe que la mayoría, porque no acataba a tiempo y esto le sacaba de quicio, pero no pasaba de un grito, una reprimenda, ¿no?

Al pasar las paginas, Billy comenzó a oprimirse dentro de él, vio hoja por hoja, leyó parte por parte. Las declaraciones de Jack lo habían destrozado desde muy adentro. Sus excusas no eran validas, todo lo que callaba lo convertía en un sobreviviente. Los altercados mayores nunca habían sido en público, o en presencia de sus hermanos. Un psicólogo le había recomendado a Vanessa evaluar más a detalle todas las historias del pequeño, desde la memoria más mínima hasta su recuerdo más vivido en relación con su padre.

Paso meses releyendo, buscando algo que no cuadrara, ignorando a Jack a su propia madre en ocasiones. Y es que su padre había sido un monumento para él, el alfa más respetado, un hombre con una familia, una empresa. Alguien a quién valía la pena defender, alguien que le había enseñado como vivir su vida con coraje.

Y de la nada, de una noche a la mañana, su padre no era más que un maltratador corrupto. Y era cierto, todo era cierto. Pero ¿Cómo dejar de lado el hecho de que era su padre? ¿Cómo olvidar sus enseñanzas en el futbol? ¿Cómo pedirle a Andrew que le mostrara su verdadero rostro después de usar una mascara afectiva por más de veinte años?

Con el paso de los años, aprendió a tenerle resentimiento, a detestar las comparaciones entre ambos, evitaba cualquier actitud suya que le perteneciera a su padre, y, sin embargo, fallaba de manera estridente en ocasiones. Se perdía un poco de a ratos, y terminaba en un camino que otro hombre había trazado para él.

Parado en su habitación, mientras observaba a Jack dormir tranquilamente en su cama, se preguntó como lograría arrancar de sí mismo todo aquello que pudiese infringir en su omega un devastador sentimiento de reconocimiento. Se preguntó como crear un futuro brillante para Jack, que tenía un pasado tan oscuro.

Big Brother ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora