Capítulo 12.

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Dean no tenía un ápice de sueño. Le dolía el brazo, su interior estaba revuelto, desordenado y ansioso. Por fin había sucedido a sus 19 años, a una edad adecuada, pero en uno de los peores momentos de su vida para que el destino lo ligara por siempre a alguien. Tener un omega era una responsabilidad gigante para un chico de preparatoria, con un trabajo de medio tiempo y con sus días contados en malos ratos. Sin embargo, no podía parar de sonreír, algo dentro de sí mismo le convertía todo el miedo en esperanza. Ya no estaba completamente solo.

Se removió en su pequeña cama, quizá demasiado pequeña para él. Se preguntó de quién se trataría, y la imagen de Lucas Marlowe se le dibujo en la memoria como una respuesta instantánea. Su imaginación le robó una sonrisa, pero eso era ser demasiado afortunado y hasta ahora, Dean Sanders jamás había tenido tanta suerte.

Dean ya no recordaba cuantos años llevaba colado de aquel omega. Y aunque era muy probable que ahora su destino lo juntará con alguien más, Luke siempre ocuparía un lugar especial dentro de él. Aquella actitud arrogante, las expresiones tranquilas de un niño pequeño y el carácter más atractivo que había conocido jamás, eso era Luke. Fue entonces cuando la idea le cruzó la mente, pero se sentía todavía más viva que cualquier otra cosa. ¿Y si era Luke? No era tan descabellado, el omega estaba en la edad adecuada, ellos estaban cerca. ¿Sería posible...? No, las cosas no funcionaban así para él. Y aunque se hubiera dedicado a hacerle comentarios coquetos, era muy improbable. Pero algo, un sentimiento extraño, lo llevaba a correr a preguntar. Una necesidad imperiosa por buscar a Luke nació dentro de él.

Se levantó de su cama y observó la hora, eran casi las 2 de la madrugada. Pero quizá podría quedarse afuera de la casa de Luke hasta que saliera en la mañana para la escuela. Si estaba equivocado, no pasaría nada. Una noche durmiendo en la calle no significaba nada, no sería la primera, probablemente tampoco la última.

Cuidadosamente, se vistió con lo primero que encontró, unos pantalones viejos y un suéter del equipo de Lacrosse. Pasó tranquilamente por el pequeño apartamento en donde vivía con su madre, al otro lado de la habitación de esta, escucho ruidos. Voces, el tintineo de botellas, aquella noche la mujer tenía compañía, al igual que la noche anterior. Dean se preguntó si se trataba de la misma persona.

Dean vivía solo con su madre desde que tenía uso de razón. No conocía a su padre, y estaba casi seguro de que la mujer al otro lado de la puerta jamás le diría de quién se trataba. Y estaba mejor así, de todos modos. Con la mera compañía ausente de la mujer que lo había echado al mundo, sus pensamientos, su moto. Pero ahora tenía una razón, tenía algo, a alguien. La idea le llenaba el corazón de un calor humano difícil de ignorar. El sonido de una botella al romperse lo sobresalto, el estruendo provenía de la habitación de su madre. Sintió rabia, como muy a menudo, cuando los golpes, las peleas, y las cosas rotas lo despertaban y lo rompían un poco por dentro a él también.

En ocasiones, Dean sentía mucha culpa porque deseaba seguir durmiendo en vez de tener que lidiar con alguno de los borrachos novios de turno de su madre. Más aún cuando a su madre le importaba tan poco que al día siguiente, su hijo se encontrara con más de un moretón en la cara, y con el cansancio reflejado en toda su expresión.

Dean recordaba la ultima vez. Cuando el borracho en turno golpeó a su madre, le dijo que le devolviera su dinero e intento llevarse todo el alcohol. Después de varios golpes, una mesa rota y unas contadas gotas de sangre, Dean había logrado sacar de su miserable hogar a aquel individuo. Al día siguiente, le había pedido a la beta que dejara de llevar individuos.

"Este lugar" dijo ella, señalando con el dedo el apartamento en donde vivían "es mío. Y yo voy a hacer lo que quiera, cuando quiera. Si no te gusta, mira" terminó, señalándole la puerta. Con el aliento apestoso a alcohol y a cigarrillo.

Big Brother ⌠Omegaverse⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora