61. Felicidad que desaparece

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Los ojos de Charlotte se abrieron con sorpresa. Si no estuviera en sus cabales el cuerpo se hubiese desplomado hacia un lado, colapsando. 

⎯¿Qué...estás diciendo...? ⎯musitó en un hilo de voz observando la mirada destrozada de Santos. 

⎯¿Creerías en mí? 

Charlotte se abrazó a sí misma sintiendo el frío que de repente los azotó, después de todo lo que habían pasado, lo que acababa de ocurrir y de el martirio mismo sobre su mente una vez volvió a tocar sus labios. 

⎯Repítelo. Dilo otra vez ⎯ordenó entre la preocupación y el asombro⎯, ¿¡Qué acabas de decir...?!

⎯¿¡Creerías en mí si te dijera que no fui yo?! 

Charlotte miró hacia todas partes, anonadada, angustiada. No. Creía que esto no podía ser posible.

⎯Debes escucharme-

⎯¿Quién fue? ⎯lo interrumpió Charlotte como si no pudiera ya respirar⎯, ¿Quién fue? ¿Quién pudo haber hecho esto? ¿Quién es el asesino de todos esos hermanos? ¿Quién? ⎯Charlotte respiraba una y otra vez por la boca, vuelta un caos⎯, ¿Quién fue? ¿Quién lo hizo? 

Santos sólo calló. Esa era la pregunta del averno, la espada incrustada en cada rincón de su cuerpo, el fuego quemando todo a su paso. Por esa misma razón trató de buscar las respuestas para llegar a ella y contarle la verdad: no había nada qué decir. 

⎯No lo sé... 

Charlotte subió su mirada hacia Santos un segundo después de oírlo.

⎯El único nombre que vi fue el tuyo...⎯Charlotte tembló al recordar esa madrugada⎯, el tuyo, nada más que el tuyo...⎯se colocó una mano en la frente, devastada⎯, no puedo confiar en tus palabras. Y pese a que sigo pensandote como lo que eres estás...

⎯Amándote.

Charlotte suspiró. Quiso huir. Huir de él porque sino no podía controlarse. A pesar de todo, a pesar de estar mirando al verdugo de su gente. A quien la había traicionado. Charlotte se abrazó a si misma.

⎯No consigo comprenderlo aún. No sabes la infelicidad que estaría sobre mis hombros y sobre los tuyos...⎯murmuró Charlotte. Sintió cómo se desvanecía sobre sus brazos y sus sentidos. Creyó soltar lágrimas, pero solo estaba gimiendo⎯. Traicioné mi hogar, lo hice. Lo hice porque yo creí ⎯Charlotte negó⎯. Eres el dueño de mis pesares. Del pesar de mis hermanos. No me doblaré antes  pese a que yo...

⎯Mi corazón, mi cuerpo, mi alma, mi entero juicio se rinden ante ti. Mi corazón, mi cuerpo, mi alma, mi entero juicio están sometiéndose a todo lo que eres tú. Desde el momento en que te vi...sin siquiera saberlo. Pero necesitas creer que digo la verdad. 

⎯¡No puedo! 

Y con la voz rota Charlotte le gritó.

⎯No puedo ⎯repitió⎯, no puedo hacerlo. O somos nosotros, o es nuestra ruina. ¡No puedo creer en ti porque no sé si me dices la verdad! ¡Quiero hacerlo! ⎯se calló de golpe. Si seguía de esta forma saldría mucho más perjudicada que antes⎯, pero no puedo. No cuando te acusan a ti de eso que tanto daño hizo a las familias de esos hermanos asesinados...

Charlotte terminó con rapidez de ponerse el corsé. Debía irse. 

⎯Mi mundo y el tuyo no son los mismos. Tú y yo ⎯murmuró Charlotte⎯. No podemos ser. Fue nuestro grave error. Fue una equivocación desde que pise el palaciego.

Escucharla decir esas palabras incluso lo enfureció entre el dolor que era una vez más perder contra esta batalla de la moral.

⎯Amarte como te amo jamás será un error.

Por Estas Calles De París © COMPLETA [BORRADOR SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora