70. Muerto y vivo a la vez

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 La única fuerza sólo eran sus hijos. Porque Charlotte volvía a sentir que el cuerpo se le entumecía, pero ya era algo que tan sólo correspondía a la impresión. 

⎯¡He perdido a mi niño! 

La voz desgarradora de Soleil la trajo de sopetón a la tierra. Su quietud no fue bienvenida por su cuerpo. Y mucho menos que escuchar lo que salió de sus labios. Charlotte sintió la sangre fría. Palideció. Agarró con más fuerza el cuerpo de Soleil desplomado sobre el suyo. 

⎯¿Qué es lo que estás diciendo…? 

⎯¡Casi nadie pudo escapar de aquella desgracia! Charlotte. Y mi pequeño estaba ahí. ¡Mi hijo estaba ahí…! ¡Estoy loca! Me estoy volviendo loca…

Ya sin palabras, el estado conmocionado de Charlotte estaba palideciendo aún más por cada desgarradora expresión. ¿Alain estaba…? Sus manos debieron ser de aceite para resbalar al suelo. El choque abismal de una noticia como aquella hizo que cada pensamiento volara tan sólo un momento sobre la nada. 

Una vez volvió a oír el tono quebrado de Soleil para que su cuerpo reaccionara. La trató de levantar del suelo.

⎯Estoy contigo, Soleil. Estás aquí conmigo. No estás sola…

⎯Ya no sé qué hacer. Mi vida ya no tiene sentido. ¡Mi vida ya no la tiene! ¡Mis amigos están muertos! La mayoría murió. Nuestro hogar fue incendiado…y no quedó nada. Sólo cenizas.

⎯¿De qué estás hablando, Soleil? ⎯Viviane sostenía a la niña entre sus brazos, mientras que los gemelos, tomados de la mano, seguían al lado de su madre, callados y atentos sólo a su madre. Viviane también tembló de miedo⎯. Esto no puedo ser real. No puedo creerlo…

⎯¿Estás sola en la ciudad, Solei? ¿Con quién has venido? ⎯Charlotte tragó saliva cuando ambas estuvieron de pie. Su tartamudeo era evidente pero debía controlarlo.

⎯Vine a buscar ayuda…⎯Soleil rompió a llorar en sus brazos. Charlotte arrugó su rostro con dolor. La llevó hacia su pecho. La sintió otra vez derrumbarse hacia el suelo pero la detuvo⎯. Ya no quiero vivir. Ya no quiero. ¡Me quitaron a mi bebé! ¡Mi niño, mi niño…!

 ⎯Soleil…⎯jadeó Charlotte.

⎯¡Mi bebé! Mi niño, mi niño ⎯el pecho de Soleil saltaba con cada pasmo de llanto. Fue terrible para Charlotte escucharla. Mantenerse cuerda de pie y cuerda en aquel estado requería fuera. Y ya fuerza no tenía⎯. ¡Mi niño está muerto…! 

Viviane retrocedió por el temblor de cada agonizante palabra y gesto. Charlotte no dejó caer a Soleil, todo su peso lo sostuvo sobre su la brazos. No la dejaría caer. El dolor de aquella pérdida apenas comenzaría. No podía decirle que todo estaba bien. La penuria de una madre nunca sería entendida a menos que viviera el mismo dolor. 

Charlotte tomó su cabeza y cerró los ojos. 

⎯Lo lamento tanto…⎯y su voz se quebró también. Tantos recuerdos atesoraban. Aquel pequeño que le recordaba a sus propios hijos. Ese ángel que sostuvo entre sus brazos. Sólo un niño…¿Y cómo le diría a su madre que ya no lo veía? Qué horror ver está desgracia Su gran amiga. El llanto la conmocionada, la quebraba⎯. Lo siento tanto…

⎯Mi hijo, mi niño…⎯Soleil llenaba su pecho de lágrimas. Tan dolorosas lágrimas que acribillan las apreciadas memorias que habían vivido⎯. ¡Alguien debe traérmelo! 

Charlotte y Viviane se miraron entre sí. Ambas compartieron el mismo pensamiento. A esta madre no la dejarían sola. 

Sus ojos se fueron hacia sus pequeños. ¿Quién podía lidiar con un dolor como aquel? Nadie podía. ¿Una madre cargaría toda su vida con una agonía de aquella magnitud? Su alma se arrugó de sufrimiento. Negó con fuerza. Cómo lloraba en silencio ante aquella madre, no podía pensar en otra cosa. 

Por Estas Calles De París © COMPLETA [BORRADOR SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora