XXXVI

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Cuando la puerta del departamento del pelinegro fue abierta, un rubio saltó aferrándose al cuerpo del más alto como si fuese un koala. Con sus brazos sobre sus hombros lo abrazó fuerte y sus piernas enroscadas en su cintura lo aprisionaban como si no quisiera soltarlo nunca.

Jungkook automáticamente llevó sus manos hasta sus glúteos sosteniéndolo con fuerza.

- Perdóname por el mal rato de hoy, mi amor – murmuró el pelinegro.

Jimin chasqueó la lengua antes de mirarlo a los ojos.

- Olvida todo eso, solo bésame por favor. Hazme saber que estoy aquí, que existo justo aquí en tus brazos – las palabras de Jimin jamás habían sido tan espontáneas.

Solo quedaba un mes para la fecha que el hombre le había dado. Y por supuesto que darle aquel mensaje a Jungkook no era un opción. No sabía que pasaría cuando no se presentase en el lugar, asique Jimin había decidido disfrutar al máximo este tiempo con él.

Cerró sus ojos dejándose llevar por la sensación de los labios de Jungkook sobre los suyos.

Llevando sus manos hasta su nuca hizo presión para atraerlo más hacia él intensificando el beso. Pequeños jadeos se escaparon de sus labios cuando Jungkook apretó su trasero con fuerza.

- Entremos y cierra la puerta – murmuró el rubio en sus labios.

- Cenaremos más tarde – respondió Jungkook de la misma forma.

Con Jimin asintiendo de una manera casi desesperada, entraron al departamento sin dejar de besarse.

El pelinegro caminó torpemente por la sala hasta chocar con la mesa donde dejó a Jimin sentado. Con una sonrisa pícara en los labios se acercó hasta él apoyando sus manos en la mesa a cada lado del rubio.

- Hola – susurró cerca de sus labios.

Jimin solo le entregó una sonrisa mientras que atrapaba su labio inferior entre sus dientes. Llevó sus manitos hasta el borde de la camiseta de Jungkook y jugó un poco con la tela entre sus dedos sin dejar de mirar los ojos oscuros que sentía que lo desnudaban por completo.

- ¿Quieres quitármela? - habló el azabache alzando una ceja.

- ¿Podrías hacerlo para mí? – preguntó con voz suave, tan suave que Jungkook tuvo que volver a procesar las palabras dichas por el rubio que lo seguía mirando como si un niño estuviera haciendo una maldad.

Jimin lograba tener a Jungkook a su completa disposición en cuestión de segundos y ni siquiera era consciente de aquello.

A Jungkook le encantaba eso.

Tomó las mejillas del más bajo con algo de fuerza haciendo que su boca quedara apretada entre sus mofletes provocando que quedara algo abierta, pasó su lengua sin descaro entre sus labios.

- Deja de pedirme estas cosas con esa carita de inocente – dijo con voz grave sin soltar su agarre.

- ¿Por qué? – cuestionó Jimin de la misma forma que antes.

- Porque me dan ganas de corromperte y no se si estés preparado para eso – respondió el pelinegro con voz grave.

- ¿Y si quiero que lo hagas? – Jimin lo veía con ojos grandes. Quitó lentamente la mano de Jungkook de su rostro y la bajó hasta situarla en su cuello – tal vez quiero que Jeon Jungkook me corrompa – habló con el tono más suave y delicado que pudo pronunciar, quería lucir frágil e inocente, se había dado cuenta que aquello provocaba a Jungkook y quería hacerlo. Mucho. Quería llevarlo al límite y que hiciera con él lo que quisiera. Que lo follara tanto hasta desmayarse de placer.

A L O N E ~ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora