XXXVII

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Jungkook toda su vida fue un chico duro. Cayendo, levantándose, llenando su corazón de odio para hacerle frente a la vida.

A temprana edad se dio cuenta de como funcionaba el mundo; los fuertes dañan a los débiles, si eres fuerte siempre estarás por encima de alguien. Si eres débil, entonces te masacrarán.

Pasó pocos años de su vida sacándole provecho a esto. Con Suga buscaban problemas a propósito para tener un motivo por el cual romperle la cara a alguien. Así fue como se conocieron. Cuando Jungkook se metió en una pelea clandestina en un bar y Suga casualmente era enemigo de esa pandilla, fue su primera pelea juntos... Al poco tiempo después conocieron a los otros cuatro.

Con todo esto fue que Jungkook aprendió una cosa; si peleas puedes ganar. Si no lo haces, morirás. Aún sabiendo esto, Jungkook jamás había sentido tanto miedo como cuando escuchó a Jimin decir aquella frase después de haber tenido el mejor sexo de su vida.

- No - musitó Jungkook saliendo lentamente del interior de Jimin - yo sé cómo terminan esas frases. No quiero escuchar nada, la la la la la - se giró tapando sus oídos con sus manos caminando desnudo hacia la habitación.

- Jungkook - llamó Jimin alargando la última silaba. Tomó la camiseta de Jungkook que fue lo primero que encontró y se la puso para seguirlo hasta el cuarto. - Ábreme la puerta - golpeó dos veces con sus nudillos.

- No - respondió seco desde el otro lado.

- ¿Qué? ¿Pero por qué? - preguntó con labios abultados.

- Acabo de tener el mejor sexo de mi vida y tú me sales con la frase que usan todas las parejas para terminar - Jimin no lo sabía, pero Jungkook hablaba caminando de un lado a otro por toda la habitación - ¡Ni siquiera te he pedido ser mi novio y tú me quieres dejar! ¡Jamás saldré de la habitación!

Al terminar de oírlo gritar, Jimin tapó su boca riendo bajito. Jamás lo había escuchado tan dramático y le causaba mucha gracia.

- Jungkook-shi - habló tratando de controlar su risa - solo quiero hablar contigo.

- No. Jimin, hablo enserio. No saldré jamás de aquí.

- Jungkook, abre. Tengo frío, tu camiseta no me cubre por completo y mi ropa está humeda.

- ¿Estás con mi camiseta puesta?

- Si abres podrías comprobarlo.

En menos de un segundo la puerta de la habitación fue abierta. Un pelinegro totalmente desnudo y con ojos grandes observaba al más bajo que llevaba puesta una camiseta varias tallas más grande, con su manito tapaba su boca y sus ojos tenían forma de medialunas por la risa traviesa que trataba de contener.

Saltó hacia el más alto rodeando con sus piernas su cintura.

- Jamás vuelvas a hacerme un broma como esa - pidió el pelinegro con el ceño fruncido. Dejó una nalgada en el trasero del rubio a modo de reproche.

- Auch - respondió risueño.

- Aish Jimin, ¿no sabes lo importante que eres para mí? Ni siquiera puedo imaginar no tenerte a mi lado y tú sales con estas bromas - Jungkook seguía regañándolo mientras lo tenía en brazos. Se sentó en la cama dejándolo a él a horcajadas encima y lo abrazó escondiendo su cara en el hueco del cuello de Jimin.

Por su parte, el rubio había dejado de sonreír y de escuchar cuando hoyó las palabras de Jungkook. ¿Tan importante era para él?

- ¿S-soy importante para ti? - preguntó con ojos grandes.

A L O N E ~ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora