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Eligió un sweater blanco sin mangas y unos jeans oversize. Tomó las converse que Jungkook le había regalado y terminó de vestirse. Le gustó mucho como quedó su outfit.
Jungkook tenía muy buen gusto o le había atinado justo al estilo de ropa que le gustaba llevar a Jimin.
Salió del baño casi corriendo para preparar la comida de Kero, metió un poco de comida en un taper pequeño, tomó el bebedero y guardó todo en uno de los compartimientos que tenía la mochila.
Ya había maquillado sus ojos con un poco de sombra en el parpado móvil, puso un poco de máscara de pestañas y aplicó brillo labial en sus gruesos labios. Había arreglado su cabello con pequeñas ondas dejándolas caer sobre su frente, dándole un aspecto más angelical.
Se sentía bonito.
Jimin estaba sonriente, estaba encantado con los regalos de Jungkook y la idea de sacar a Kero a pasear en aquella mochila transparente lo estaba emocionando más de la cuenta.
Estaba tan emocionado, que no se dio cuenta de la mirada que el pelinegro le daba desde hace un rato desde el pasillo. Con un hombro apoyado en la pared y las manos metidas en sus jeans, lo observaba con una mirada serena.
Cerró un momento los ojos y no pudo evitar recordar lo sucedido la noche anterior. Ver a Jimin así de roto y vulnerable, era algo que no dejaba de doler en su interior. Desde que lo conoció, una necesidad de consuelo y protección se habían alojado muy dentro de su pecho y Jungkook sentía que era casi imposible de quitar. Tampoco pensaba intentarlo, la verdad es que la idea de que sea él, la persona que cuide y haga feliz a Jimin le reconfortaba el alma. Es por eso que había decidido comprarle ropa y todo lo que pudiera necesitar. No tenía pensado dejar que Jimin se fuera de su departamento asique le daría todas las comodidades necesarias en él.
- Jungkook - Jimin movió la mano frente a los ojos del más alto - te estoy hablando.
Cuando el pelinegro pestañó, notó que su pequeño rubio estaba frente a él, observó sus ojos; estaban brillosos y tenía una sonrisa apretada en el rostro, la cual besó sin pensar.
Dejó un casto beso en sus labios, luego uno en su mejilla derecha, otro en su mejilla izquierda y luego subió sus labios hasta su frente. Con su nariz movió su cabello y dejó su boca apoyada en la piel.
Cerró sus ojos y olisqueó disfrutando. Disfrutando del olor de su piel, su suavidad, su tacto.
Disfrutando de la presencia del rubio.
- Jungkook, ¿estás bien? - una voz suave entró por los oídos del más alto.
- Estoy muy bien, mi rubio. - se separó para observar sus ojos. La mirada de Jimin estaba suavizada, sus ojos avellanos lo miraban grandes.
Jungkook quería quedarse allí toda la vida.
Lo tomó de la cintura atrayéndolo a su cuerpo y olisqueó sus labios y alrededor.
- ¿Y si mejor nos quedamos acurrucaditos todo el día? - susurró.
Jimin se apartó rápidamente.
- Jungkook - reprochó alargando la última silaba - dijiste que saldríamos con Kero hoy, hasta me puse bonito para salir - dijo abultando sus labios.
Sabía cómo manipular a Jungkook tan bien y ni siquiera era consciente de aquello.
-Tienes razón - respondió con ojos felinos - Estás muy bonito ¿me das un besito antes de irnos? - comenzó a frotar su mejilla contra la de Jimin hasta llegar a sus labios. No le dio tiempo de responder cuando los apresó en un beso lento. Un beso tratando de decirle lo que las palabras aún no se atrevían...
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A L O N E ~ Kookmin
Hayran Kurgu¿Estar solo es igual a sentirse solo? ¿Por que Jimin se sentía solo la mayor parte del tiempo? Vivía con su madre pero eso parecía no importarle a ella. ¿Realmente su madre lo quería? Parecía que Jimin no le importaba a nadie. Menos a ese Pelinegro...