Jungkook no sabía exactamente cuantos minutos habían pasado. Pero tenía claro que si aquel rubio necesitaba ese abrazo él no se lo negaría por nada del mundo. Tenía muchas razones para quedarse allí. Una de ellas es lo mucho que sabía lo que era estar en ese jodido lugar y no tener a nadie para que te preste el hombro.
Había pasado muchos años de su vida solo. Sintiéndose una carga para todos y si estaba en sus manos evitar que alguien se sintiera similar a eso él lo haría.
Su camisa deportiva estaba empapada en lágrimas, no tenía idea de que es lo que cargaba ese rubio para que se sintiera así.De pronto su corazón comenzó a sentirse acongojado.
Pero no era ningún superhéroe para salvar a nadie. Si le preguntan, se siente más como un villano. De esos donde el mundo se puede ir a la mierda, pero protegen a los suyos. Y si alguien se atreve a hacerles algo, mas les vale que no crean en el infierno porque él los volverá creyentes en vida.
Hace mucho tiempo que llegó a la conclusión de que todos cargamos con algo; la vida.
Aunque hay algunos desgraciados como él que llevan la vida y la muerte en sus hombros. Para siempre.
Conectarse tanto con sus emociones a Jungkook le inquietaba más de lo que debería. Él sabía que lo que llevaba hace años no tenía cura, pero había vivido tanto que ya le sobraba experiencia. Y por más que hubiera querido hacerle caso a Nam y no hacerse cargo de nadie, entregarle una botella de agua al rubio e irse. Cuando sintió que se aferraba a él como si fuese lo único que tenía. No fue capaz de marcharse.
- Oye - susurró más bajito de lo que quería. Aclaró su garganta y volvió a hablar - Llorar está muy bien ¿sabes? Pero no quiero que te me deshidrates - soltó una suave risita para tratar de alivianar el ambiente.
De respuesta escuchó unos mocos ser sorbidos y como el rubio poco a poco iba soltando su agarre. Vio como respiraba profundo un par de veces y abría sus ojos lentamente. Tan pronto como conectaron miradas el rubio bajó la vista a su camisa.
- Voy a comprarte otra de estas te lo prometo. Esta está llena de mocos - su voz sonaba congestionada y muy bajita. Sus ojitos estaban hinchados y tanto su pequeña nariz como sus labios estaban rojos.
-Wow – soltó el pelinegro sin pensar
- ¿Q-que ocurre? - Elevó sus cejas mirándolo, la mirada del contrario no estaba mostrando expresión alguna y eso estaba intimidando a Jimin
- Me gustaría verme así de bonito después de llorar – Dijo suavizando su expresión facial. Entonces vio como esos ojitos pasaban de estar medio cerrados por el llanto a estar perfectamente redondos y su rostro anteriormente rojo pasaba a estar pálido para luego parecer un tomate de repente. Tierno. Pensó Jungkook.
- ¿P-por qué dices eso de la nada? – los ojos del rubio seguían muy abiertos
- Es verdaad, si me vieras llorar. Kkk -arrugó la nariz imaginándose a sí mismo- Mis ojos quedan como papas, mi piel pálida y se me hinchan las cejas - con cada descripción le hacía una mueca tratando de explicar lo mejor posible lo mal que se veía.
- ¿Tus cejas se hinchan? ¿Acaso salen lágrimas por tus cejas?
Pudo percibir como los ojitos del rubio se iban iluminando y un leve sonrojo en sus mejillas combinaban a la perfección con el color de sus labios. Entonces la vio, una mueca divertida se iba formando en su rostro haciendo sus ojitos desaparecer.
Y Jungkook supo algo.
Esa era la sonrisa más hermosa que había visto en su vida.
...
El pelinegro que Jimin tenía en frente le parecía muy guapo, sus grandes ojos le recordaban a los de un cervatillo, su aura era muy dulce y linda y contrastaba bastante con sus perforaciones. Eso le parecía muy interesante.
Observó como Jungkook lo miraba con una intensidad que le ponía más nervioso de lo que le hubiese gustado. Y fue entonces cuando se dio cuenta de la cercanía que tenían sus cuerpos. Jimin hacía unos minutos que había dejado de abrazarle, pero el pelinegro no se había movido del lugar en absoluto. Su corazón se aceleró.
- B-bueno... este... ejem – aclaró su garganta- tu... podrías...
Jungkook parpadeó como si despertase de una ensoñación y entendiendo lo que el rubio quería se puso de pie rápidamente tendiéndole la mano para ayudarle a hacer lo mismo
- Gracias Jungkook, por todo
- No te preocupes - ¿Por qué Jungkook no dejaba de ver sus ojos? – eh, bueno creo que no me has dicho tu nombre
- Oh, es cierto. Soy Jimin, es un gusto Jungkook
- Un gusto Jimin-ah ¿Ya estas mejor?
- Absolutamente, ¿Eres médico o algo así?
- Vaya tienes una voz muy suave – Solía decir muchas cosas sin pensarlas y esta era una de esas. No sabía por qué decir aquello le había provocado un poquito de vergüenza, solo un poquito, provocando que rascara su cuello con nerviosismo – No soy médico, de hecho soy más cercano a un vagabundo – La cara seria del rubio le hizo comprender que no había entendido su broma – Bromita, trabajo en una cafetería que está en el primer piso de este centro comercial ¿Y tú? ¿Tienes algo que hacer ahora?
- Creo que iré a casa, quiero descansar un poco, así que bueno. Un gusto otra vez y muchas gracias por todo, de verdad – le hizo una pequeña reverencia y una vez mas le regaló una sonrisa a Jungkook
- No hay de qué – Le sonrió imitando su acción y tomó su bolso deportivo, observando como aquel rubio bajaba las escaleras de servicio. Cuando estaba por girarse e irse, escuchó como un grito le llamaba.
- JUNGKOOK-AH – El grito provenía desde el piso de abajo así es que se acercó a la escalera para observar como el rubio lo llamaba - prometo regalarte una camisa más bonita
- ¿Mas bonita? – le respondió con una pequeña risa – La estaré esperando, cuídate Jimin-ah – le hizo una seña con la mano y con una pequeña sonrisa en el rostro tomó rumbo al gimnasio que había en el recinto.

ESTÁS LEYENDO
A L O N E ~ Kookmin
Fanfiction¿Estar solo es igual a sentirse solo? ¿Por que Jimin se sentía solo la mayor parte del tiempo? Vivía con su madre pero eso parecía no importarle a ella. ¿Realmente su madre lo quería? Parecía que Jimin no le importaba a nadie. Menos a ese Pelinegro...