6. damigella in pericolo ♡ Parte II

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Abro mis ojos poco a poco mientras me acostumbro a la iluminación del lugar.

Siento que estoy acostado en una estructura demasiado dura, giro mi cabeza a un lado y veo a la chica aún dormida en el único sofá que tengo en este edificio.

Me levanto con pesadez del piso donde me quede anoche ya que no podíamos compartir el mismo sofá ya que es muy pequeño para ambos.

"Además hubiera sido extraño que durmieramos juntos."

Me estiró y voy hacia donde se encuentra el lienzo que empece ayer pero gracias a mi madre no pude terminar mi pintura.

Me colocó audífonos que reproduzco una canción, mientras comienzo a dibujar.

Estoy silbando cuando noto una sombra enfrente de mi lienzo, así que me volteó rápido encontrándome con "la chica mala fama."

Ciao, despertastes al fin.― Le digo poniéndome de pié.

Me posiciono enfrente de ella y me causa gracia ver la diferencia de altura que tenemos ambos.

"Parece una pequeña pulga a mi lado."

―¿Quién eres tú?― Me cuestiona con un tono autoritario.

"Awww el chihuahua tiene carácter".

Que ternura. (Noten el sarcasmo.)

―Primero que nada bájale a tu tono, segundo no te importa solo dame las gracias por salvarte.―Saco un cigarrillo de uno de mis bolsillos del pantalón y lo enciendo.

Veo como ella quedó estática mirándome.

Su mirada es tan cautivadora que me pone nervioso tenerla encima.

―¿Qué tanto me vez se te perdió algo?― Le respondo y expulsó el humo del cigarrillo en su cara.

Sé que fui grosero, pero ella también lo fue conmigo necesito sacarla de esa puta burbuja rosa en la que se encuentra.

Es lo que más necesita luego de vivir toda su vida siendo "la niña de papi."

―No te dirijas a mi de esa manera, ¿acaso no sabes quien soy?

"Eres la hija del mafioso más peligroso de Italia, que posiblemente me descuartice vivo si se entera que tengo aquí a su princesa."

Claro que no le respondí eso.

Me gusta ver el mundo arder, aún si me quemo en el mismo.

― Claro que si, eres una fastidiosa pulga mandona que no sabe dar las gracias.― Le doy una última calada al cigarrillo y lo tiro al piso.

No sé porque razón hago lo siguiente, pero me acercó a ella poniéndome enfrente para detallarla más, anoche no tuve el deleite de ver por completo su rostro ni quisiera sus ojos ya que estaba casi inconsciente.

Y vaya que hermosos ojos color esmeralda tiene!"

También tiene ese rostro tan angelical que me cautivo anoche.

Salgo de mis cavilaciones y noto que ella está estudiandome con su mirada algo que por alguna razón me hace sentir nervioso así que carraspeo la garganta llamando su atención.

Ella de inmediato se pone roja.

―Sé que soy un hombre demasiado guapo para admirarme todo el día pero estoy esperando tu agradecimiento.― Voltea los ojos y sus mejillas se vuelven de su color natural.

Amantes en Italia (Trilogía Italiana #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora