18. La vaina se calentó ♡

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Esteban Martinez:

La cafetería se siente tan tranquila luego de una semana de tesis, proyectos finales y estrés, no hay mejor satisfacción que aprobastes el semestre con notas considerablemente buenas después de dar lo mejor de ti, en mi caso es algo normal aunque no lo parezca soy un chico demasiado aplicando.

¿Cual es mi secreto?

Un café caliente en la madrugada me recarga demasiado.

Salgo de mis pensamientos escuchando música mientras observo a Samara a lo lejos, y a Rosaline en otra esquina, tengo el volumen tan alto de mis audífonos que no escucho llegar a alguien detrás de mi y sentarse a mi lado, me quito los audífonos rápidamente y me doy cuenta que se trata del amigo ruso de Samara.

―¿Qué haces aquí tan solo?― Pregunta y deja ver su sonrisa demasiada perfecta, nada extraño proviniendo de él.― ¿Te asuste? Lo lamento tanto.

―Puff, para nada.― Niego con la cabeza y me vuelvo a ponerme mis audífonos pero con la misma música pausada mientras intento ignorar que él está ahí.

Él toma mis audífonos y los esconde detrás de él para que intente quitárselos pero obviamente no caigo en su juego y me levanto de la mesa para irme.

―Esteban espera.― Él me toma del brazo y por alguna razón siento una sensación?

―¿Qué quieres?― Me deshago de su agarre y lo miro directo a los ojos, los cuales tienen un brillo único del cual no me había percatado, siento quedarme embobado por unos minutos ante su mirada pero apartó rápidamente.― Dame mis audífonos, tengo cosas que hacer.

―Ni sabes mentir.― una sonrisa burlona aparece en su rostro nuevamente y no puedo negar que se ve tan atractivo cuando sonríe.

"Espera ¿atractivo? ¡Qué putas Esteban!"

―¿Porqué te mentiría?.― Elevó mi ceja e intento tomar mis audífonos pero él esquiva mi movimiento.― En verdad tengo cosas que hacer.

―¿Cómo que hacer? ¿A final de semestre y casi vacaciones?― Ríe aún con burla y sin creer mis palabras.

―Si no me crees, no es mi problema carechimba.― Le quito los audífonos de sus manos y tomó mi maleta para dirigirme a la salida de la cafetería pero él me detiene nuevamente.

Era extraña la sensación que tenía cuando Alek estaba cerca, siempre evitarlo y preferiblemente fingir que él no existía, sin embargo siempre terminaba logrando llamar mi atención.

―Lo siento, no quería hacerte enfadar.― Me toma de los hombros y sus ojos nuevamente se encontraron con los míos.― Quería preguntarte que pasa con Samara, estos días ha estado un poco extraña.

―No sé nada, así que déjame ir.― Intento pasar pero él lo impide.

―¿Crees que sea por ese chico de su clase?

―¿August?.― Elevó mi ceja y lo miro.― No creo que Samara este así por él.

―¿Así como?.― Escucho la voz de Samara detrás de mi y de inmediato volteó.

―Tu amiguito te estaba buscando, pregúntale a él.― Aprovecho ese momento para por fin irme, pero sin antes ver a Alek y ver como sus ojos se encuentran con los mios nuevamente.― Nospi. Empujó la puerta y salgo con prisa de ahí.

"No puede ser, que traga tan maluca la mía."

Durante el camino hacia mi casillero me encuentro con Rosaline, quien me detiene para decirme algo asi que la escucho atentamente.

Amantes en Italia (Trilogía Italiana #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora