Abro mis ojos despacio y lo primero que notó es que no estoy en el departamento de Rosaline si no en otro lugar.
Ya no siento mi cuerpo pesado así que me levanto con rapidez del sofá viejo donde estaba acostada.
De inmediato siento como todo me da vueltas así que con dificultad me detengo del mismo hasta terminar sentada.
"¿Quien me trajo a este lugar?"
Trato de recordar lo que sucedió anoche pero se me dificulta tanto gracias al dolor de cabeza que tengo en estos instantes.
Escucho silbidos suaves por una parte de la habitación, así que me paro con algo de esfuerzo para encaminarme hasta el sitio donde proviene.
Camino en pasos lentos sosteniendome de las paredes algo deterioradas y agrietadas.
"Solo una persona loca viviría aquí."
Al llegar observo una figura masculina sentada en una silla mientras dibuja.
Carraspeo la garganta para llamar su atención pero veo que es inútil, así que sin más me acercó a él.
Al estar cerca estiró mi mano para tocar su hombro, pero antes de hacer tal cosa, él voltea a verme de inmediato asustandome.
―Ciao, despertastes al fin.― Dice poniéndose de pie.
Se acerca a mi, estiró un poco mi cuello para verlo ya que es un poco más alto.
―¿Quién eres tú?― Le cuestionó autoritaria.
―Primero que nada bájale a tu tono, segundo no te importa solo dame las gracias por salvarte.― Saca un cigarrillo de su bolsillo, lo coloca en sus labios encendiendolo.
Me hipnotizo tal acción que me cuesta comprender sus palabras.
"Diablos, si es muy atractivo."
―¿Qué tanto me vez, se te perdió algo?― Expulsa el humo en mi cara despertandome de la ensoñación en la que me encontraba.
Que grosero, pero yo le enseñaré a respetarme.
―No te dirijas a mi de esa manera,¿acaso no sabes quien soy?― Me cruzo de brazos seria.
―Claro que si, eres una fastidiosa pulga mandona que no sabe dar las gracias.― Le da una última calada a su cigarrillo y lo tira al piso.
Se pone enfrente de mi dejándome que lo detalle con más cuidado, es de contextura delgada pero sin descuidar su físico, tiene uno que otros tatuajes en su cuerpo más en sus brazos, su cabello castaño claro está despeinado, su tez es demasiado pálida tanto que se le marcan las ojeras debajo de sus ojos castaños.
Escucho carraspear la garganta haciendo que de nuevo vuelva a la realidad.
―Sé que soy un hombre demasiado guapo para admirarme todo el día, pero estoy esperando tu agradecimiento.― Volteó los ojos al escucharlo decir tal estupidez.
"Por favor es solo un fastidioso grosero."
―No te las daré hasta que me lleves a mi casa.― Le digo entonces él se acerca mucho más a mi tanto que siento su respiración en mi frente.
―No saldrás de aquí hasta que hagas lo que te estoy pidiendo. Capisci pulga.
"Dio pero que chiquillo tan insolente."
―Y respira pareces que morirás en cualquier momento por falta de aire.― Caigo en cuenta que deje de respirar por su cercanía. Así que lo trato de apartarlo.
ESTÁS LEYENDO
Amantes en Italia (Trilogía Italiana #2)
Teen FictionSamara Santoro es hija de uno de los mafiosos más temibles de Italia, eso a conllevado que no tenga una vida normal como ella lo desea, sino una bajo normas y reglas (que no a seguido claro está). Su rebeldía la lleva a conocer a August D'mali un pi...