Capítulo 28: Esto no termina

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La secretaria Brown Lee estaba sentada en el sofá de la oficina de su superior, luego de que los conserjes limpiaran los destrozos que habían dejado los vasos y botellas del bar que habían caído al suelo. Miraba el piso donde antes estaban esparcidos los pequeños papeles de color rosa, mismos que trató de levantar, pero Jimin se lo impidió casi con un gruñido, los juntó a todos de una sola vez y después la mandó a su casa en lo que dirigía sus pasos al baño, azotando la puerta detrás de él. Allí estaba ahora, pasando su rostro por agua fresca, para luego lavar sus dientes, rastrillando con rudeza. Pero por desgracia para su persona, nada le quitaría la amargura que llevaba encima. Salió del cuarto al momento siguiente, con la toalla pegada al rostro, dando pequeños toques para secar su piel, la arrojó contra el escritorio, buscó acelerado el saco de su traje y empezó a guardar sus pertenencias en los bolsillos para salir de ahí cuanto antes.

―¿Se siente mejor, señor? ―preguntó Jacqueline, poniéndose de pie de inmediato.

―Debiste irte a casa. Ya es muy tarde ―le dijo, acomodando el cuello de su ropa.

―No quería irme y dejarlo así.

―Qué linda. ―Sonrió con falsedad―. Pero no debiste hacerlo, ahora tendré que llevarte a casa, vamos ―dijo, aproximándose a la puerta; su secretaria lo siguió a paso apresurado.

―¡Señor! No pretenderá manejar así, ¿verdad?

―Sí, pretendo manejar así. ―Sacudió las llaves de su auto en su mano.

―¡No debe! ―Trató de arrebatárselas, pero él levantó en alto su mano.

―¡Ay! ¡Señorita Roseanne! ―Se llevó las manos a la boca.

―¿Rosé? ―Dio media vuelta, acción que la chica aprovechó para dar un salto y quitarle las llaves―. ¡Oye! Devuélveme esas llaves, Jacqueline. ―La apuntó con el dedo.

―¡No! No dejaré que conduzca ebrio. Podría tener un accidente como James Dean, Nino Bravo o Paul Walker.

―Jackie, vas a darme mis llaves ahora, porque voy a conducir mi auto ¡y es mi última palabra!

El joven se quedó con su mano abierta esperando que su pequeña pieza le fuese devuelta, mas ella se mantuvo gélida en su sitio, resguardando el objeto contra su pecho como si quisiera esconder un cachorro. Para el momento siguiente, los dos se encontraban en la parte de atrás de un taxi. Ella muy sonriente y con una postura inmaculada, mientras que Jimin le daba una indicación tras otra al chofer, de muy mala gana y bastante exigente.

―Señor... Creí que iríamos hasta mi casa primero...

―Necesito ir a un lugar antes, necesito... ―balbuceó―. Es aquí, aquí... a la izquierda.

El auto ni siquiera había terminado de frenar cuando Jimin abrió la puerta. Puso el primer pie fuera, prácticamente corriendo hacia la estructura frente a él. Jacqueline sacudió sus manos con pavor y le pidió con lo mejor de su cordialidad al taxista que aguardara por ellos.

El muchacho consiguió acceso al bloque de departamentos con facilidad, debido a que en la recepción lo conocían de sobra, y sin bajar ni medio nivel a su todavía presente frenesí, subió las escaleras, en tanto aflojaba su corbata y desprendía los primeros botones de su camisa. Su secretaria, con el rostro rojo, lo siguió como pudo, haciendo una reverencia a cuanta persona se cruzaba y pidiendo disculpas ya sin entender por qué, solo era un acto reflejo.

Jimin se sostuvo a las paredes y casi arrastrando los pies fue observando los números en las puertas hasta dar con la que buscaba con tanta urgencia y ansiedad. No tocó el pequeño timbre, sino que con su palma abierta dio golpes estridentes. Taehyung, quien se encontraba en la sala, con ropa cómoda y holgada, adelantando trabajo frente a su computadora portátil, se sobresaltó en su silla y se llevó una mano al pecho ante el golpeteo insistente. Pero al ver a su mejor amigo por la mirilla en la parte superior solo pudo arrugar el entrecejo en desentendimiento.

Bittersweet [Park Jimin] (+21) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora