Capítulo 47: En pedazos

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El relumbrón alcanzaba la zona del ventanal, enaltecía el tinte de la hierba y flores plantadas en la cercanía. Era un bello panorama, aunque el paciente en su habitación lo ignoraba por completo, dándole la espalda, acurrucado y yerto en un rincón.

En esa mañana fría y de cielo despejado, Jeon Jung-kook arribó al sanatorio mental. Después de haberse reunido con el manojo de nervios andante que estaba hecho su pobre primo, consiguió que le cedieran el paso para visitar al interno.

―Jimin-hyung... ¿Sabes quién soy?

Con tan solo oír el honorífico después de su nombre, las lágrimas comenzaron a colmar sus ojos; casi contagiaban a su confundido dongsaeng. No había forma de que supiera lo que esa palabra despertaba en su psiquis en el tiempo presente.

Jimin lloraba de manera silente, sorbía del mismo modo por la nariz, y poco a poco se apartaba de la corta cercanía que oscilaba entre ambos.

―Soy... Soy Jung-kook. No voy a lastimarte.

Se expresó con un tono calmo, tal y como se lo habían comandado, mas en Jimin no reinó paz alguna. Sus ojos se abrieron de manera notable y lento giró el rostro hacia el chico. Jung-kook debe irse, escuchó su voz en su cabeza. Porque si Jung-kook no se marchaba ahora, la oscuridad le haría daño, como lo había hecho con él, continuó.

Para el momento siguiente, Jimin estaba sobre él, gritándole con furia.

―¡¿Qué no entiendes?! ¡Largo!

No podía usar sus brazos por la camisa de fuerza, y en un momento así era bueno que la tuviera. Jung-kook amagó a apartarlo con sus manos, pero tuvo que tener cuidado, pues intentó morderlo en cuanto sus extremidades se vieron lo suficientemente cerca. Taehyung acudió en primer lugar por la cercanía, y seguido de él los enfermeros, quienes de inmediato llevaron al paciente hasta su cama y allí lo aplacaron.

―Po-por favor... no sean bruscos con él ―pidió Jung-kook entre lágrimas.

El interno gritó súplicas en llanto, aunque no serían satisfechas con nada más que un calmante suministrado por medio de una pequeña jeringa, que en cuestión de segundos dejó todo su cuerpo relajado, sin embargo, no paraba de llorar.

Roto totalmente, Jung-kook se llevó una mano al rostro y lloró sobre el hombro de su primo quien, también entre lágrimas, lo contuvo. No demoraron en despacharlos de la habitación; no era requerido ni productivo que fueran espectadores.

Los asistentes acomodaron y arroparon a Jimin para que estuviese cómodo y sin frío. En cuanto sus ojos se cerraron, una de las enfermeras se encargó de limpiar el agua salada de su rostro, el sudor de su frente y cuello, y le dio una dulce caricia a su cabello antes de retirarse.

Al cruzar la puerta, se encontró con uno de los visitantes dando vueltas en círculo y el teléfono pegado a su oreja, pero lo que llamó su atención fueron los discretos sollozos del otro chico, hecho un ovillo a un lado de la puerta. Todos sus colegas se habían marchado sin darles consuelo; se sentía mal por ellos.

―Toma ―le dijo, luego de inclinarse a su lado.

Jung-kook levantó la cabeza y sin mucho recelo tomó el pañuelo de tela que le estaba ofreciendo. Sin poder emitir palabra alguna, se limitó a asentir con la cabeza en gesto de agradecimiento y se llevó la tela a la cara.

―¿El paciente es un familiar directo?

―N-no, no... Es mi amigo, desde... ―Giró su rostro encontrando el impropio―, desde hace mucho tiempo.

Bittersweet [Park Jimin] (+21) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora