Capítulo 72: Agridulce (Final)

31 5 7
                                    

―¡Muy bien, ¿todo el mundo listo?! ¡Oprimiré el botón y el explosivo hará lo suyo!

Después de haber dado la última advertencia a sus colegas, el hombre accionó el detonador y en cuestión de segundos, la mansión Park se vino abajo. Jimin había estado meditando severamente llevar a cabo esta acción durante mucho tiempo y, finalmente, había ocurrido. En la distancia, él observaba como el hogar en el que creció, con incontables memorias junto a su mamá, su hermano, sus amigos, las cuales guardaría en su corazón por siempre. Y todas esas pesadillas que nacieron ahí, se convertían en escombros y polvo. Jimin cerró los ojos y respiró, sintiéndose libre. Toda la ambición y las vidas robadas que habían construido ese falso palacio quedarían enterrados para siempre en el pasado, donde pertenecían.

En el terreno, decidió emprender la construcción de un orfanato, proporcionando un refugio para los niños desamparados, donde podrían acudir y ser cuidados por gente responsable. Unos meses más tarde, su iniciativa dio frutos. La casa hogar comenzó a albergar a esas pequeñas personitas, y pronto el bullicio de sus risas le dio vida y color. El joven visitaba el orfanato de tanto en tanto para ver que todo marchara bien. Tan solo con asomar su rostro por la puerta, los infantes estallaban en alegría, una sensación a la que él aún no se acostumbraba.

En uno de sus viajes, podría jurar que, entre el montón de niños corriendo alegres por el patio, vio el rostro de su hermano pequeño quien le devolvía una sonrisa y movía su mano. Ese día, Jimin salió del lugar llorando. Pero la idea de volver a ver a su pequeño Ji-hyun lo hacía regresar cada vez con mayor frecuencia, hasta que...

―Cielo... ―le habló Jacqueline, quien lo sostenía de la mano, entrelazando sus dedos―. Creo que...

―Sí. Lo sé... ―dijo, y besó el dorso de su mano.

―Tal vez ese día que lo viste fue para despedirse. ―Posó su palma sobre su mejilla.

El muchacho asintió, y sin poder contener las lágrimas más tiempo se derrumbó sobre el hombro de su novia, quien le otorgó un momento para desahogarse.

Después de esa pequeña epifanía, visitó el lugar con menor frecuencia. Empero, lo que jamás llegó a sus oídos, fueron las historias y anécdotas que contaban los chiquillos ahí: decían que en ocasiones, escuchaban el llanto de un hombre mayor al pie de las escaleras. Y en el piso de arriba, juraban una y otra vez que, a veces, la silueta de una mujer hermosa los incitaba a acercarse para jugar con ella. Voces, susurros siniestros, siluetas ennegrecidas y borrosas, con dos puntos blancos por ojos. Más de un pequeño no conciliaba bien el sueño por las noches.

Llegado un punto, Jimin ya no se presentaba en el orfanato, sino que tenía un delegado para ello. Y por supuesto, sus contribuciones monetarias no faltaban nunca.

En los tiempos venideros, Jimin se alejó por completo de las actividades en la editorial. Volvió a inscribirse en una academia de baile y se reunía a menudo a practicar con Ho-seok. Además, asistía a los ensayos de Jung-kook, Seok-jin y Nam-joon, aprendiendo mucho sobre respiración y vocalización; resultaba muy relajante para él. Tampoco pasaba un solo día sin que visitara a su alma gemela, su Taehyungiee, ya sea solo, o en compañía de su novia, su linda Jacqueline, su compañera y dulce amor. La persona con la que, incluso cuando pensaba que ya lo había visto todo, siempre había algo más por descubrir. Era ella con quien aprendía, enseñaba y sanaba un poco más cada día. Empero, no todo era color de rosa, porque Jimin era una persona con el alma muy lastimada. En sus noches más oscuras, donde los ataques de pánico o parálisis del sueño se apoderaban de él, pasaba prácticamente toda la noche en vela; había ocasiones en las que terminaba durmiendo acurrucado en el suelo. Aun así, siempre estaba rodeado por los brazos de su chica, quien, a pesar de su evidente cansancio, lo seguía y alentaba sin falta.

Bittersweet [Park Jimin] (+21) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora