Capítulo 49: Fuera máscaras

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Memoria reprimida. Sostiene la teoría de que cuando una persona experimenta un evento traumático o doloroso, el cerebro crea mecanismos de defensa para protegerse de la angustia emocional.

Los recuerdos reprimidos pueden surgir más adelante, quizá durante la terapia, o... en situaciones que desencadenen reminiscencias relacionadas con el trauma.


* * *

El coche se detuvo contra el cordón de la acera. Kim y Jung bajaron con simultaneidad. Le había avisado a Fan Bing-bing que se dirigía a la casa para platicar algo importante con ella, y sorpresivamente, para él al menos, obtuvo una réplica casi inmediata. Aguardaría ansiosa por su llegada.

Taehyung inspiró y largó todo el caudal de aire de una sola vez, en tanto sacudía un poco sus manos. Ho-seok no pudo evitar sonreír, parecía que estaba a punto de subir a un ring con un luchador de categoría peso pesado.

―¿Quieres que hable yo con ella?

―No. ―Meneó la cabeza con la vista fija en la puerta―. Ella ni siquiera te conoce. Tengo que ser yo. Pero si pasan más de treinta minutos y no regreso, entra a buscarme.

―Ay Dios, Tae...

―Promete que lo harás.

―Está bien, bien. Tampoco se me ocurriría irme de aquí sin ti, ¿sabes?

Ho-seok se quedó apoyado contra el auto; Taehyung por su parte caminó por la senda y se detuvo frente a la entrada principal. Se aclaró la garganta, pasó una mano por el cabello, acomodó su chaqueta de cuero y presionó el timbre.

―Taehyung. Siempre es un gusto verte ―su voz era muy calma y su expresión sumamente cálida. Encandilaría a cualquiera, que no conociera su verdadero yo, desde luego.

―Buenas tardes, Fan-noona. ―Dio un pequeño asentimiento―. Gracias por recibirme.

―Oh, siempre, querido. Pasa por favor. ―Se apartó y extendiendo su mano lo invitó a entrar, aunque sus ojos no tardaron en desviarse hacia el joven bien parecido que observaba con discreción en la distancia.

»¿No va a acompañarte tu amigo? ―dijo, ensanchando una sonrisa que dejó ver sus dientes y dio un sutil asentimiento a modo de saludo. El aludido retribuyó el gesto con respeto.

―Oh, no, no... ―se apresuró a decir Taehyung―. No se preocupe.

El joven tomó asiento en uno de los sillones del despacho de la psicóloga. Miró a su alrededor recordando las veces que él y Jimin se escabullían para tomar y leer libros de esa gran biblioteca, que se suponía no eran adecuados para ellos en su momento; el juego de las escondidas, o el tesoro oculto. También el cuarto oscuro, aunque todo terminaba cuando se compinchaban para asustar al, en ese entonces, pequeño Jung-kook y debían consolarlo cuando se ponía a llorar, aunque su llanto era más de coraje, lo que los dejaba a ellos en la tarea de correr por sus vidas ante sus deseos de desquite.

―Y bien, Taehyung. Dime, ¿qué puedo hacer por ti? ―habló Fan, entrando a la habitación con una gran bandeja de plata y bordes dorados en mano.

Él no demoró en ayudarla, aunque lo cohibió de ello con amabilidad: era su invitado y como tal lo atendería.

―Como ya sabe, Jimin estará hospedado en el sanatorio por tiempo indefinido.

La mujer asintió mientras servía el té con una naturalidad y delicadeza magistrales.

―Mi pobre niño. Nunca lo ha tenido fácil. Me apena mucho no haber podido ayudarlo más. Pero ¿sabes? De seguro su estadía allí podrá ayudarlo a sanar todas esas viejas heridas.

Bittersweet [Park Jimin] (+21) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora