» dieciocho

138 16 19
                                    

– ¿Y no se lo dijiste de vuelta? – preguntó Eugene

Anna miró la pizarra blanca solo para no ver la expresión de indignación en el rostro de su compañero. Ella no había tenido tiempo, Elsa no le dio nada de tiempo o alguna oportunidad para responderle con la mayor sinceridad del mundo. Solo la beso y se fue, dejándola con la mente en blanco. Eugene la molestó durante todo el viaje al departamento, contándole su historia con Rapunzel para presumir su muy romántica forma de decir "te amo".

– Se fue – se excusó, escribiendo un nombre en la pizarra –. Se lo hubiera dicho, sabes. Pero no pude reaccionar a tiempo.

– Llámala y dile.

Eugene sonrió como si su idea fuera la mejor de todo el mundo y Anna solo le arrojó una botella de agua vacía para borrar aquella molesta sonrisa.

– No, tiene que ser-

– Elsa te lo dijo en medio de una escena del crímen, ¿por qué no se lo puedes decir por teléfono?

Anna guardó silencio, fijándose en los documentos esparcidos en la mesa y escuchando a lo lejos la puerta abrirse. Jack entró con Judy detrás en medio de alguna discusión y ella solo podía repetir una y otra vez las dos palabras que abandonaron los labios de su pareja, el momento que había planeado por días se esfumó cuando Elsa se adelantó y no la dejó responder. ¿Será que quería ser la primera en hacerlo? ¿Creyó que Anna no le respondería de vuelta? ¡No! Anna se lo diría ahora mismo, no podía ni quería esperar más.

– Judy queda a cargo – anunció recogiendo su teléfono –. Yo iré a mi oficina para resolver un asunto personal, avísenme si encuentran algo o reciben noticias de Randall.

Los tres acotaron su orden, siendo Eugene el único que levantó un pulgar y movió sus cejas de una forma exagerada para darle a entender su respuesta. Él lo sabía y se burlaría de ella con Rapunzel cuando se enterara.

Anna cerró con seguro el lugar para sentirse más tranquila, buscando el contacto de la residente y acercando el aparato a su oído para escuchar el molesto tono que la impacientaba. No lograba quedarse quieta, se movía de un extremo al otro maldiciendo en silencio hasta que se detuvo, la voz de Elsa al otro lado la hizo pasar saliva.

¿Detective? – preguntó – ¿Todo en orden?

– Te amo – soltó, mordiendo su labio inferior para intentar contener la sonrisa que amenazaba con aparecer por decir esas dos pequeñas palabras –, no me dejaste decírtelo antes y no he podido concentrarme por eso así que – Tomó aire para seguir –... Elsa Iclyn, te amo como no tienes idea.

Elsa estuvo en silencio todo ese rato, quizás estaba sonriendo o quizás estaba maquinando un plan para cortar la llamada ¡o peor! le diría que todo fue un error y Anna quedaría como idiota.

También te amo – susurró. Anna pudo respirar en paz al escucharla repetir esas palabras –, pero estoy conduciendo y estas en altavoz así que saluda a Heids y CJ.

– Oh...

Anna terminó colgando con las mejillas enrojecidas de vergüenza. Elsa debió comenzar diciendo que estaba en altavoz para que ella pensara una excusa y poder salir de allí sin causar más preguntas.

Al menos se lo dijo y podría continuar con su trabajo.

Hércules golpeó la puerta de su oficina con notable insistencia, llamándola al otro lado y rogando que se apresure. Randall se había entregado con una carpeta con más fotografías y pedía la presencia de Anna para entregarlas. Algo extraño estaba sucediendo. Quitó el seguro y abrió para ver al pelirrojo estrujando la corbata de su uniforme, se veía molesto.

DAYLIGHT | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora