» veinte

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– Dios Anna – Elsa jadeó haciendo su cabeza hacia atrás. Se estremeció al sentir los labios de la mujer recorrer su escote y detenerse en su seno derecho, un gemido escapó de sus labios ante la suave mordida de Anna en su pezón – ¡Ah! – se mordió el labio.

– ¿Te hice daño?

Elsa sacudió la cabeza apenas la escuchó, no quería hablar. Tiró de su cabello para que siguiera con la tarea de besar su busto, arrancándole cada gemido posible con sus mordidas. Anna sabía exactamente dónde besar y morder, tenía una manera de hacerla sentirse bien con eso solo. Apretó las piernas cuando sintió la molesta sensación en su vientre, ¿cómo podía hacerla llegar al orgasmo con solo unos besos ahí arriba? ¡Ni siquiera la tocó! Elsa seguía con sus bragas y Anna estaba a medio vestir.

Sentía su cuerpo arder con cada caricia, beso y mordida. Enterró sus uñas en los brazos de Anna, su espalda se arqueó cuando sintió un dedo dentro de su intimidad. Era algo suave, parecía que solo quería molestarla porque apenas se movía. El pulgar de Anna comenzó a hacer círculos sobre su hinchado clítoris y ahogó un gemido al sentir un segundo dedo.

– Rápido – balbuceó contra el cuello ajeno, Anna cumplió su pedido al acelerar las embestidas y el movimiento contra su botón – Más rápido – gruñó balanceando su cadera para coordinar con los movimientos – Más Anna...

Estaba tan cerca, podía sentir los espasmos que recorrían su cuerpo. Atrajo a la pelirroja para callar sus propios gemidos con sus labios, mordiendo el labio inferior de la pelirroja cuando el clímax la golpeó con bastante fuerza.

Echó su cabeza hacia atrás, un último gemido escapó de sus labios cuando los dientes de Anna se clavaron en su pulso, succionando. No sabía cuántas marcas le había dejado, pero le fascinaba. Anna dejó un pequeño beso sobre sus labios, algo rápido y dulce que la hizo suspirar cuando retiró sus dedos de ella.

Anna se llevó los dedos a sus labios, pasando su lengua entre ellos bajo la atenta mirada de la platino. Gimió por lo bajo ante el sabor de su novia, era tan dulce que parecía adictivo y la pobre chica parecía querer ocultarse al verla. Se rió cuando vio a Elsa cubrirse el rostro con sus manos.

– ¿Ahora eres tímida, cariño? – tarareó Anna comenzado un camino de besos que inició en sus labios y se movió hasta su oído – Te acabas de correr en mi mano...

– Mh hm... – Elsa tembló ante el cálido aliento golpear su oído, se mordió el labio para evitar jadear cuando Anna mordió el lóbulo de su oreja – Dios...

Anna comenzó a masajear su clítoris al tiempo que la recostaba en el sofá. Levantó las caderas solo para que su pareja le quitara la última prenda de ropa y suspiró contra los labios ajenos. Anna se estaba tomando su tiempo de marcar cada centímetro de su cuerpo, pasando su lengua por su abdomen y deteniéndose en su vientre donde dejó varios besos.

Y el estómago de Elsa gruñó, arruinando todo el ambiente que habían creado.

– Quizás podemos tomarnos un pequeño descanso, ¿qué dices?

– No, ignora eso – rogó la platino sujetando el cuello de su novia para atrapar sus labios –. Sigamos por favor. No me dejes así, te nece-

– Elsa, necesitas comer – recordó la teniente –. No voy a seguir hasta que no te vea comer, ¿de acuerdo?

– No tengo hambre – soltó.

– Tu cuerpo no dice lo mismo.

– Tal vez mi cuerpo tenga antojo de – comenzó deslizando sus dedos por el torso descubierto de Anna, metiendo dos dedos dentro de la falda ajena que la hizo sonreír al verla estremecer por su tacto –... otro tipo de comida.

DAYLIGHT | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora