» veintiuno

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– ¡Anna, te juro que si no estás lista, nos iremos sin ti!

Luego de lo sucedido con Duke y el extraño mensaje, Anna no descansó del todo bien. Ni siquiera podía dormir cinco minutos sin tener la sensación de que Elsa o Heidi estaban en constante peligro. Porque Duke se refirió a Elsa antes de disparar y morir, parecía que quien lo contrató tenía algo contra la platino, y ella no podía permitir que algo le sucediera. Elsa ya sufrió demasiado antes, no volvería a pasar por algo peor.

– ¡Detective!

Anna se miró al espejo una última vez, acomodando su flequillo a un costado para que no le molestara el resto de la tarde. La familia Madrigal decidió hacer una pequeña fiesta de Halloween para los compañeros de Toñito y los padres, la invitación había llegado hace una semana y la palabra "disfraz" estaba escrita en rojo y subrayada varias veces. Debían ir con un disfraz y Anna se pasó horas pensando en alguno que fuera práctico por las dudas.

Salió de su habitación al escuchar un ruido de la cocina y casi se tropieza con algunos juguetes de Heidi cuando llegó a la sala.

– ¡Al fin! – sonrió la médica, que terminó inclinando la cabeza a un costado con una mueca de confusión – ¿De quien vas disfrazada?

Anna se miró la ropa, llevaba un pantalón rojo ceñido con botas militares; musculosa negra y una chaqueta de cuero ajustada que resaltaba su figura. En el cinturón descansaba una estaca de goma, un rosario y una pequeña botella vacía, incluso llevaba un collar con una cruz plateada.

– Soy Buffy Summers – contestó con obviedad, aunque otra vez se sintió vieja cuando vio a Elsa levantar una ceja, no tenía la menor idea – ¿Buffy la cazavampiros? Era popular aquí y...y no habías nacido cuando se estrenó – torció los labios apenas la notó encogerse de hombros –. ¿Y tú de quién vas?

– Rey Skywalker – sonrió.

Elsa llevaba una túnica larga de color beige, con pliegues y detalles intrincados, cintas blancas alrededor de sus brazos, camisa y pantalón de colores neutros debajo, y botas negras. Completaba el disfraz con un cinturón doble, una muñequera en su brazo izquierdo y su cabello recogido en una media coleta.

– Del episodio ocho, claro – agregó –. Me gusta el atuendo que usa durante esa película, en realidad me gusta todo lo que usa pero Dolores dijo que este queda mejor conmigo... ¡Oh! Punzie me ayudó con el sable, no pensaba pagar trescientos dólares – Guardó silencio por unos segundos, pensativa –. En realidad si lo pagaría pero sería por el sable de Anakin porque... Anna, deja de mirarme así.

Nunca se cansaría de decir que Elsa era adorable cuando se ponía a hablar de algo que le fascinaba. Sabía la obsesión de la médica por algunos videojuegos o sagas literarias, incluso pensó que estaría usando una túnica de Hogwarts porque hace pocos días habían visto las películas pero ahora usaba algo de una saga que no estaba muy familiarizada. Es decir, Anna sabía bien quién era Darth Vader y la historia alrededor de todo, pero no como Elsa... La menor podía estar horas hablando y explicando toda la historia sin cansarse.

– Lo siento, es solo que... Te ves fantástica – sonrió Anna –, pero se vería mucho mejor en el suelo, ¿no crees, Rey?

Los colores treparon al rostro de la platino que comenzó a tener un ataque de tos por el repentino comentario.

– A-Anna – balbuceó dando un paso hacia atrás –, tu hija está aquí.

– ¿Y?

– Puede entrar y vernos – aclaró Elsa.

– Ows... ¿Y donde queda lo divertido? – bromeó sujetándola del mentón para plantar un pequeño beso en su mejilla –. De igual forma esa excusa no te ayudará para cuando regresemos – susurró sobre su oído, escuchando como soltaba un suspiro tembloroso que la hizo sonreír –. Además deberías decirme cómo quitarte todo eso luego, no quiero perder tiempo.

DAYLIGHT | ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora