Atractiva

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Verlo a la distancia, mecer el frio y gélido viento sus púas mientras que el propio sol alumbraba sus afiladas facciones, sus gruesos colmillos y el brillo propio de sus ojos, como si fuera dorado, como si se divirtiese, disfrutando golpear con fuerza cada robot. No hacia mas que verlo a la distancia sin siquiera poner atención a su alrededor, quedaba tan embobada al verlo, incluso si fuera a varios metros de distancia. Estaba tan sorprendida y fascinada una vez lo veía.

Mas, esta misma distracción se desviaba incluso del hombre sentado sobre su nave voladora, viendo con apatía y así mismo recargado con aburrimiento sobre esta, el claro desastre que hacían sus badniks, pero, ni una ostia de gracia le causaba. Mas que frustración, su arma maestra ¡La cúspides de las cúspides! Era completamente destrozada por Shadow sin siquiera poder ensuciar su fino suéter versey. Por mucho que quisiera no podia sorprenderse, Shadow the hedgehog: La forma de vida definitiva, el arma perfecta, la creación suprema. Estaba molesto hasta el punto de apartar la mirada de aquel a masacre para ver al mismo erizo cobalto siendo rodeado sin problemas por pequeños bichos robot de color azul a faldas de un árbol, parecía tener problemas y estar nervioso, intentando alejarlos con un palo. Eso sacarle de sus cabales mas que hacia, viendo como el resto de sus compañeros igual sufrían ¡Perfecto! Pensaba el. Ahora habia encontrado la debilidad de Sonic y sus amigos, pero no habia nada que el pudiera hacer para poder. Que el pudiera hacer.

Mientras los pensamientos demacrados bailaban, una sombría sonrisa en sus labios se implantaba, con sus propias palabras en el mango de la arma. Confiando nuevamente en la mejor arma de los mundos, misma que a destruido imperios en segundos. La confianza.

—¡Oh, no! ¡Parece que e sido brutalmente derrotado nuevamente!—Exagero su propia perdida, pasando así su brazo por su brillosa calva —¡Nos volveremos a ver Sonic el erizo y Shadow the hedgehog!

Su rostro se torció con disgusto, no pudo evitarlo una vez las decenas de robot de apartaban para retroceder y seguir al doctor Robotnik quien rápidamente se extendió al cielo con simpleza. Era demasiado raro, incluso para ella, como Eggman siempre se habia ido incluso cuando el ultimo robot fuera destruido. Ahora que se vaya como si nada era. Extraño.

Mirar como el hombre se apartaba no le permitió notar al propio erizo azabache acercarse para mirarla, tomarle de el hombro y llamarle por su nombre casi en un susurro.

—¿Estas bien?— Alcanzo a escuchar del moreno, en un instante un rubor se instalo en sus mejillas rosadas y sin cuidado se dio la vuelta para verlo a el, sus brillantes ojos carmín de particulares destellos, como si estuviera preocupado por ella.

—¿Sha-shadow? Estoy bien, gracias por preguntar.

Sonrió acorde a su alegría, tenerlo cerca allí, notando como este mismo alcanzaba a disimular la pequeña, minúscula pero suya.

—También lo haz notado ¿No?— Aparto ese momento casi al instante, mirando así en donde Eggman se habia escabullido en el aire y ahora no era mas que un cielo azul pastel. Ella asintió con fuerza su cabeza, hilando así su mirada en donde este.

—Si, fue muy extraño ¿No te parece? Usualmente siempre se va sin antes no haber dado pelea— Shadow no pudo hacer mas que asentir, estando de acuerdo con ella.

Ni siquiera sabia cuanto tiempo se habían quedado viendo el cielo de invierno, cuando una ráfaga de cristal y nieve cruzo frente suyo y detenerse, cubriendo con esta misma nieve sus narices respingadas.

—¡Amy! ¡Shadow! ¡Es un gusto volver a verlos! ¿Hace cuanto no nos veíamos?, desde la ultima semana, creo.

—Sonic— Únicamente saludo el mayor. Una sonrisa nerviosa se instalaba en su rostro una vez sentía como instintivamente Shadow se acercaba a ella, no le abrazaba ni le tomaba de la mano pero claro que un intenso color rojo tintaba en sus mejillas al instante.

Una bella eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora