Hermoso corazón

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—¿Como se le ocurre hablarme así?  Como si fuera una mas de sus cientos de sus admiradoras, soy su amiga ¿Que le sucede? ¿Yo? ¿Fastidiosa? ¿Como se le ocurre llamarme así?  

Caminaba de lado en lado con aquel tormento, alzando los brazos de vez en cuando por cualquier comentario, soltando así mas de una maldición al aire siempre que pasaba. Le parecía algo cómico verla sentado al margen sobre el borde del sillón, murmurando cosas por debajo que no alcanzaba escuchar, como ella caminaba como pato alrededor de la cocina, especialmente insinuándose al espinoso azul de Sonic.

No le parecía conveniente entrometerse pues, al borde casi de l puerta habia logrado escuchar las estúpidas palabras del azul. Llamar así a un chica tan, rara, como Amy no era correcto y tratándose de moralidad el no era el mas exacto para saberlo.

Pero para cuando escuchar un cristal romperse de la cocina se limito a dejar aquella patética sonrisa para mirarla, como la misma ojiverde veía un tanto traspirada y atónita el vaso que acababa de romper a sus pies. No le gusto ver sus ojos cristalizarse, ojos que parecían piedras preciosas tornarse de un semblante borroso y rojizo, tratando inútilmente de cubrirlo con sus manos.

No se despidió siquiera para cuando noto su cuerpo huir a la salida, correr como si eso librara de su corazón lo que habia librado. Ese sentimiento le trajo algo de melancolía y tristeza, escuchando el portón azotar desde la sala sin tener las ansias suficientes para detenerla. Alguna vez se sintió igual, no hace mucho tiempo, huía esperando nunca regresar y mantenerse distraído en un camino remoto, eso siempre te dejaba inquieto, siempre te quitaba el sueño y no te dejaba recordar con claridad. Era algo solitario, lo admitía, pero era lo mejor para curar un corazón dañado.

Se detestaba, no debería estar preocupándose por una niña, si, lo habia ayudado y cuidado estas ultimas semanas pero no era razón. 

Dejo su cuerpo caer con fatigues sobre el sillón. Odiaba sentirse así, hace años, hace demasiados años un mismo sentimiento lo habia llevado hacia muy lejos, no era algo que disfrutaba, y sentir la calidez en su pecho bajo las sabanas era algo contradictorio a lo que decía, notando de reojo su suéter blanco y rojo sobre el sillón.

Maldijo por lo bajo, levantándose de su asiento de golpe para tomarlo con rapidez, sintiendo como el frio se hacia con rapidez en esa pequeña prenda.

—Esa tonta— Se limitaba a murmurar caminando así a pasos rápidos hacia la puerta.

El frio no era tan agobiador una vez el estando afuera, notando así solamente pequeños copos de nieve cayendo del cielo sobre un pequeño manto de nieve. Aun así, podría lograr contraer un resfriado grave por el frio, solo se limito a salir un poco a prisas siguiendo las pequeñas pisadas que en la nieve cicatrizaban. Solo para aclarar, la erizo no le preocupaba en lo mas mínimo, solo iba a recalcar su insensatez por un comentario del fastidioso de Sonic.

Cruzo un poco los arboles y los arbustos, notando así como al paso del tiempo soltaba un hilo cálido de aire desde su garganta dolida, notando así mismo como sus pies se helaban por cada paso que daba, aunque a estas alturas seria inútil darse la vuelta.

Pero al poco tiempo el camino dio a su final, escuchando unos sollozos procedentes de la chica, eran agudos y crispados como si el solo respirar le doliera, llorando apenas sentada al borde de un pequeño estanque de hielo, cubierta de escarcha destacando en aquel gélido invierno.

Ella no se habia dado cuenta de su presencia, y eso no le importo tampoco, tomo ese pequeño suéter rojo y lo extendió sobre sus hombros fríos. En realidad, el lugar no era tan desagradable, no habia ningún ruido y eso de alguna forma era relajante, queriendo admirar con un poco de mas cautela ese pacifico lugar se sentó a su lado sobre la nieve sin querer incitar ninguna palabra. Solo un poco de calma, con eso puedes apaciguar una tormenta.

Una bella eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora