Horas habían transcurrido desde aquel suceso, desde que Shadow la habia abandonado en la templada oscuridad, siendo tan solo un recuerdo, el ahora, el olor del alba que la golpeaba con firmeza, el frio viento que carcomía su casi descubierto cuerpo hasta hacerla temblar, tomando siquiera fuertemente sus brazos para darse un poco de calor, aun a pesar que los leves rayos del sol alcanzaban la puerta de tan grande y descubierto laboratorio.
Tails tenia la fortuna de estar cubierto de pelo, y Sonic tenia la magina habilidad de nunca sentir frio, mientras que Sticks y Knuckles parecía como si tan horrible invierno para ella fuera una leve ventisca.
No quería admitir, mirando con aquellos ojos caídos su desnudo y vacío cuerpo, sus ojos esmeraldas que destellaban brillo, un resplandor único, llorando en silencio como le faltaba algo. Faltaba su calor, sus brazos rodeando su cuerpo, su voz callada sin decirle nada, faltaba su presencia, faltaba el.
Era increíblemente desesperante como aquel chico sereno se habia impregnado tanto en su vida, se habia inundado tanto en su ser para dejarla así, así tan solo en un leve movimiento brusco, ni siquiera fue brusco, tan solo la habia alejado y esa ahora dolia, dolia muchisimo. Muchas veces llega a creer que esta rota pues no le veía otra explicación lógica, a ese mismo dolor, a la incomodidad que cargaba a la par de su pecho desde la ultima vez que lo vio, muchas veces como ahora le daba vueltas a su pequeño corazón y se preguntaba ¿Por que? ¿Por que esto siempre tenia que doler tanto?
El aleteo de las alas de Rouge no le motivo en levantar su cabeza y darle la cara, mas si para limpiar levemente sus ojos con ambas manos, descansando pues, despues del brillo y el mismo frio, no se habría permitido pegar ni un solo ojo.
—¡Rouge!— Saludo Sonic, siempre tan alegre y cercano, tan ameno mientras se le acercaba —¿Que es exactamente lo que sucede? Vinimos en cuanto recibimos tu mensaje.
—Dejenme se los muestro.
Aquella voz tan angustiada suya le hizo palidecer por un momento, tanto como ella sonaba habitualmente, parecía estar completamente preocupada, sin siquiera decir mas palabras acercandose en donde la gran mesa de alli.
Aparto siquiera un poco sus manos para verla, ver como todos se cercaba a aquella mesa, pero, cuando de su bolso noto sacar una ligera luz blanca, tan blanca y tan pura que el iris del recuerdo de aquella noche, que las risillas de aquellos niños la entristecieron, no pudo evitar levantarse de golpe, pensando así incluso lo peor, siendo Shadow la única persona que cruzaba en su mente.
A sus amigos les sorprendió verla parada nuevamente, aun con sus ojos hinchados y cubiertos de ojeras, nuevamente tan firme y fuerte como era, estando cara a cara con la albina. No sabia exactamente que habia sucedido, pero al verla tan a la defensiva tal vez pudo darse una idea a la que no pudo negarse, a la que no le quiso negar.
—Shadow me entrego esta Chaos Esmerald. Al estar tan cerca de la isla, tenemos la suposición de que Eggman esta buscando obtener el resto.
—¿Obtener las Chaos Esmerald? ¿Para que las querría Eggman?—Fue Tails quien pregunto.
De un momento a otro, el reloj que consigo llevaba Rouge mostro una radiante luz verde, la cual, tan solo movió un poco para reflejar aquella luz sobre la mesa y dejar ver un mapa, uno que mostraba aun tras la isla y el mar, y con ellos, tres puntos en direcciones diferentes, distribuidas en el mundo.
—Estas son las coordenadas de otras 3 Esmeraldas Chaos. No tenemos mucha información, pero ya hemos podido darnos una idea.
Un vistazo leve de Rouge pudo arrebatarle el aire por completo, dejándola tan débil e inmóvil como en un momento.
Tan solo habia bastado eso para sentirse aun peor después de haberlo dejado solo.
—¿D-donde esta Shadow?— Apostaba a que sonó tan desesperada a como se sentía, con el corazón a flor de piel, noto como Rouge la miraba, inspeccionaba cada fracción de su cuerpo como si decidiera que era lo correcto o no. Y en tan solo un suspiro pesado, pudo darle piedad a ella.
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Una bella eternidad
FanfictionElla tenia un corazón dorado, el tenia una pieza del suyo entre millones. Lastimado, nadie permanecería a su ayuda, excepto ella. Y no sabia lo mucho que el habia pasado ni lo mucho que profunda era su herida, pero lo intentaría, intentaría curarlo...