Dudas.[EDITADO]

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-Querido amor.

Ya es sábado y aún tengo mi cabeza muy sobrecargada, luego de aquellas cartas, ya no tenía ni la menor idea de qué hacer con la información que contenían; por un lado, pensaba en Sebastyan y me preguntaba qué pasaría con ello, aunque también sentía como en mi florecía la esperanza en todo su esplendor (pensar en un nosotros fue inspirador), eso sí, no estaba segura de sí mandarle una respuesta sobre su postal.

Por otro lado, me confunde la situación de Valentina, he tratado de evitar todo ello: trabajando y haciendo más cosas de lo normal (volviendo hacer lo que había hecho), siento que este es un tema complicado y no creo que deba tomarlo a la ligera o por lo menos aún no quiero tratarlo.

He hablado con Sebastyan por llamada y obviamente es diferente, se siente la tensión por las verdades confirmadas; pero es lindo, me comentó que ha hablado con Lina y que conversó con ella sobre sus sentimientos y me ha dicho que Lina está contenta de ayudar, en sí, Sebastyan tiene su aprobación.

(Cosa que me parece muy agradable y difícil para ella, teniendo en cuenta que Lina aún siente cosas por él y lo quiere, yo lo sé).

En ese aspecto, voy bien con Sebastyan, me siento bien de como está todo en este momento, me agrada su amistad y me alegro por contar con él. Por el lado de Valentina sigo pensándolo, sigo confundida. no he sido capaz de escribirle, de hablar con ella, de decirle que la he extrañado y de que lamento que pase por esa situación, me encantaría recibirla conmigo y hacer como que nada malo pasó; pero es que no es tan sencillo, porque la herida sigue ahí y aunque trate de ocultarla para aparentar que estoy bien, no va a dejar de doler y desaparecer tan fácilmente.

Dejando todas las cartas y problemas de lado, te contare de mi jornada. Antes de llegar a mi trabajo en la heladería, realicé la mudanza a mi nuevo piso, tuve que contratar a un camión encargado en mudanzas y pedirle ayuda a mi madre, Mauricio y tía Marie para poder efectuar el traslado de mis pertenencias, al que sería mi nuevo hogar. Luego de eso, planifiqué con mi madre un home shower, para dentro de un mes, en donde espero recibir buenas cosas para mi casa y también pasar un tiempo agradable con mi familia.

Estaba trabajando en la heladería cuando llegó una pequeña niña buscando helado, le ofrecí la carta y los precios de cada producto, hasta que se decidió por una paleta de yogurt casero en forma de pingüino que costaba dos dólares; se la entregué y a la hora de verificar el dinero que ella me dio, me di cuenta de que le faltaba un dólar para completar el valor de aquel helado, le pregunté si sus padres estaban cerca para que me entregaran lo que faltaba del dinero, pero, me entristeció saber que aquella niña era huérfana y por lo que me contó, vivía en un convento.

 "Ese día la madre Isabel le había regalado un dólar para que se comprara algo por haberse portado bien" y ella decidió comprarse su helado favorito, el helado de pingüino. Puede ser, que por la situación y lo angelical de la mirada de la niña, decidiera regalarle aquel helado, no se lo cobré, pero más tarde lo pague para no tener problemas con mis jefes. Esa tarde me había sentido bien, aquella niña me dio un abrazo y me ofreció su sonrisa antes de irse, la pequeña me recordó mucho a mi padre y a mí, aquel día cuando me contó de sus problemas de salud, cuando él me dijo que mi sonrisa era bella aún con la usencia de mi pequeño diente.

La sonrisa de la niña no fue más que un reflejo de la mía a su edad.

Y eso engrandeció mi corazón.

Josefa.

CARTAS AL AMOR.[EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora