El duelo.[EDITADO]

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-Querido amor.

No podía parar de llorar, al verme por última vez con la señora Margaret tenía el presentimiento de que algo malo pasaría, pero sin duda nada como esto, no podía creer que aquella mujer se haya ido de mi vida de manera esporádica, la necesito conmigo Amor, simplemente ya no sé cómo asimilarlo; tú sabes cuán importante se había vuelto para mí y lo mucho que necesitaba de ella para seguir. (Solo que ahora tendré que hacerlo con su recuerdo).

Rememoro perfectamente las palabras de la señora Margaret: prométeme que abrirás la carta luego de tener noticias sobre mí, pero la verdad, la abrí esa misma noche, en ese momento pensé en que seguiría con vida y que debería buscarla, pero me detuve, lo hice porque sabía que su partida era algo que ella había añorado de hace mucho y yo no era quién para impedirlo.

Pasé el resto del tiempo llorando en los brazos de Valentina, ya se encontraba en casa y estaba dispuesta a consolarme, por lo que acepté y me desmoroné en sollozos y lágrimas constantes. Me apenaba que me viera de esa manera, cosa que no tiene sentido tomando en cuenta que me vio llorar por la pérdida de mi padre.

Ya casi estábamos a finales de noviembre y me encontraba trabajando en la heladería, allí me enteré de que una de mis compañeras había renunciado y que, por lo tanto, había una vacante para ese puesto.

Instantáneamente, le llamé a Valentina para contarle, a lo que ella saltó de la emoción y aproximadamente en 40 minutos ya estaba aquí entregando una hoja de vida para saber si sería contratada, sinceramente yo pensaba en darle mi puesto si ella no conseguía trabajo, pero ya que la oportunidad se presentó me alegro mucho.

Ambas nos fuimos de allí con trabajo, ella había sido contratada con premura y tendría un turno contrario al mío, (por las noches) y por supuesto durante las noches en las que ella trabajará yo cuidaré de Anthony. De esa manera nos repartiremos los gastos del hogar.

Me encontraba un poco mejor esa tarde con Valentina y Anthony en casa viendo una película animada, hasta que me llegó una llamada cargada de la realidad que mi corazón quería ocultar.

-¿Aló?, Nos comunicamos con Josefy?

Hasta hace unos días nadie más, aparte de la señora Margaret, me había llamado así y sabía perfectamente que significaba.

-Sí, con ella, ¿de parte de quién se comunican?

- Nos comunicamos con usted para informarle de la muerte de la señora Liss Margaret Stone, sucedida el viernes pasado en la noche.

Eso quería decir que la señora Margaret había muerto el mismo día en el que se despidió de mí.


Seguía atónita escuchando las indiferentes vociferaciones del teléfono.

- Con este aviso la convocamos para hacer acto de presencia en la repartición de bienes de la fallecida y a la lectura de su testamento.

- ¿Para qué iría yo a esa velada?

-Porque su nombre está en el testamento y la señora Margaret le ha otorgado algunas potestades a su persona. Dicha ceremonia se realizará el día de mañana a las 2 de la tarde, por favor sea puntual, cumpla con el protocolo y no lleve acompañante, el establecimiento tiene aforo máximo de 30 personas.

- Va-vale, muchas gracias, ¿A qué dirección?

-En las próximas horas le llegará un correo electrónico con la toda información, esté muy bien preparada señorita Josefa y de ser necesario, lleve pañuelo.

- Gracias, hasta luego.

-Que tenga buena tarde.

Y sin más, colgué, no puedo creer como una persona sea tan fría y directa con un tema tan sensible y difícil como este, ahí es cuando me pongo a pensar que hay personas a las que no les agrada su trabajo y, por lo tanto, se esmeran en hacerlo mal, espero jamás tener que actuar así.

Y tal y como lo dijo el hombre en el teléfono, unas horas después me llegó un correo con la información de la lectura del testamento; la etiqueta era a blanco y gris, la dirección era relativamente cerca de la biblioteca en la que trabajo y como era menor de edad necesitaba obligatoriamente de un tutor que me ayudará a administrar y guardar lo que se me sea obsequiado, por lo tanto, le avisé a tía Marie y ella irá conmigo.

Llegó la noche y con ella la poca calma que podía generar en un momento así.

Dormí profundamente, preparándome física y psicológicamente para afrontar la muerte de una de las personas más importantes de mi vida. De nuevo.

Te escribiré luego de terminar la lectura del testamento y en lo que respecta, le mando un saludo a la señora Margaret en donde quiera que esté.

Josefa.

CARTAS AL AMOR.[EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora