La cita.[EDITADO]

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-Querido amor.

Hoy ya es lunes, el domingo no te escribí por todo aquello de la mudanza, el trabajo y los últimos retoques de mi nuevo hogar.
En este momento estoy alisando mi cabello y buscando entre las cajas aquel vestido negro largo y con lindo, de escote en la espalda para ponerme hoy, y te preguntarás ¿Para qué un vestido tan sexy y formal?
La respuesta es sencilla, Sebastyan me invitó a comer y estoy emocionada, hace mucho no tenía una cita y hace mucho no se avivaban tanto las mariposas de mis estómago. Aprovechamos que cancelaron las clases de hoy en la preparatoria por daños en tuberías y por eso él me propuso salir a cenar, pero antes iríamos al cine, (porque ese era el rutinario que tenía planeado); por eso es que ando tan de prisa, faltan 30 minutos para vernos y ni siquiera me he maquillado.

Y como por arte de magia o más bien por arte de Sebastyan, me arreglé completamente en 25 minutos.

Como que el amor todo lo puede ¿No?, Shhhh silenzio Brunno.

Los otros cinco minutos los gasté organizando las cajas que me quedaban regadas por el apartamento, puesto que no iba a desaprovechar el tiempo, cada segundo valía.

A lo lejos escuché el timbre, que era una característica clave de salsa, (tac tac tac tactac), este nuevo apartamento iba a ser como una extensión más de mí, pienso convertirlo en mi espacio feliz y por ello la salsa debía estar presente.

De mi nuevo hogar me agradaba que las habitaciones estuvieran separadas, aun no entiendo cómo fui tan precipitada como para permitir que Valentina se quedara aquí. Lo bueno es que soy mujer de palabra y cumpliré, pero sigo sin asimilarlo en su totalidad.

Y como su hubiera despertado de un trance, abrí la puerta, a su extremo estaba Sebastyan, se veía tan guapo como siempre, sus ojos rasgados destacaban con el bronceado que había adquirido por sus entrenamientos expuesto al sol, su ropa era formal muy acorde con la mía, y mucho más importante, estaba repleto del olor de su colonia, era deliciosa, aquel aroma me transportaba a un ambiente de paz, me relajaba, me alegraba tenerlo tan cerca. Y como si estuviéramos pensando lo mismo, noté inmediatamente como Sebastyan me dio una repasada descarada, lo único que le faltó fue darme una vueltita, que para ser sincera si se me pasó por la mente cumplir mis caprichos de adolescente, pero opté por la discreción.

-Antonella, te ves preciosa, me encanta como te queda ese vestido negro.

Y sutilmente pasó una mano por mi cadera, aquel roce, no hizo más que desencadenar un profundo escalofrío.

Con que te es difícil guardar la compostura, ¿No?

- Gracias Sebastyan, tu igual te ves muy bien.

-Qué bueno que lo notaste, porque eso quería.

- ¿Nos vamos?

Y sin rodeos, me subí a su coche, que era grande y espacioso; luego de un tiempo en carretera llegamos tan rápidamente, que nos sobró un tiempo para charlar y  para lanzarnos miradas llenas de sentimientos por explorar.

                                                      .                                   .                                    .

CARTAS AL AMOR.[EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora