16. Luces y Fundidora

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–––MAX¹–––

Tomamos un camión desde el hotel, para llegar a aquel lugar al que deseaba yo llevar a Checo.
Tenía muchos planes para esta tarde-noche, y esperaba que salieran bien.
Era un poco complicado, pero no iba a declinar ahora, acababa de idear el plan está mañana, algo rápido pero dicen qué, a veces las cosas sin planearlas salen mejor.

Llegamos al destino que tenía yo planeado.

Bajamos y entramos a Parque Fundidora.

Checo miro el lugar emocionado.

-Que lindo es aquí.- sus ojitos tenían aquel hermoso brillo.

Sonreí y lo mire.

-Ven, Checo.

Caminamos un poquito hasta llegar a un mapa que estaba cerca del "río" que conducía los tours.
Eran aproximadamente las 7:00PM.
Empezaba a oscurecer, era perfecto para mí plan de esta mañana.

-¿Que te gustaría hacer?- pregunté mientras ambos veníamos las actividades y el mapa.

-No lo se...- pensó y me miró.- Estoy seguro que tú habías venido aquí antes. ¿Que solías hacer?

-Le atinaste.- reí. - La verdad solo venía a caminar, a veces a darle de comer a los patos y eso.

-¿Te parece si caminamos? Me gustaría conocer aquí, se ve muy lindo. Y luego ya en el camino veremos qué hacer.- sugirió.

-Me parece muy bien.- ambos sonreimos.

Caminamos por el lugar.
Fuimos desde la entrada, hasta el lugar donde el diciembre ponian su mítica "Luztopia", solo que no había nada, el camino era más libre.

A lado izquierdo, iba yo, de lado del "río" que les conté.

Veíamos en el reflejo del agua como poco a poco el cielo se iba oscureciendo más y las luces del lugar se reflejaban mejor.

Después de platicar un rato los dos, temas interesantes y anécdotas graciosas, dimos la vuelta por el lugar.

Nos alejamos de ahí y caminamos por otro lado, cerca de un puente y de muchos árboles.

Hacía tiempo que yo no venía, era algo diferente.
Para empezar, el sentimiento. Solía venir aquí cuando estaba más solo que nunca y no quería estar en casa, también solía venir siempre solo y a qué los patos me hicieran compañía, aquí olvidaba problemas.
Y está vez, vengo con Checo, es totalmente diferente, está vez vengo feliz, animado, contento, claramente proyectaba un sentimiento totalmente diferente en mi, uno mucho mejor, me sentía realmente bien ahora mismo.

-¡Mira!, ¡Churros!- Señalo un señor en un carrito veniendolos.

-¿Quieres unos?, ¡Vamos!

Tome el valor y el impulso de tomar su mano.
Al ver qué el señor en el carrito se alejaba, apreté su mano y ambos corrimos. El también me apretó, cabe recalcar que sin fuerza, pero con amor.

Por suerte que lo alcanzamos.

-¿De qué el relleno?, muchachos.- preguntó él señor.

Chestappen INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora