19 Convento de maniquíes

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---CHECO¹¹--


...

-Oigan, hay que hacer algo, estoy bien aburrido.- George se tiró en el sofá suspirando.

-Esperateee, ya casi le ganó.- Dijo Oscar y le dio un codazo a Lando, ambos jugaban en la Playstation 5 de Lance.

-¡TRAMPOSO!- Lando perdió a causa del codazo de Óscar.

Dejaron la consola de lado.

-¿Y si vamos al convento?- Sugerí con malicia.

-¡NO MANCHEEEES SIIII!- Grito Pato emocionado.

-Estan locos.- George se volvió a sentar desparramado en el sillón.

-¡Si vamos!, está bien perro.- Agregó Max.

-¡No!, ¿Saben lo que es?- Lance nos miro a todos.

-Este... No.- Charles hizo literalmente así "😔".

-Era antes un convento, ya no se sabe por qué actualmente no lo es, está abandonado.- Prosiguió Lance.

-A la madre...- Susurro Pato.

-Ahí asustan, dicen que hacen rituales y todo eso, la vibra se siente muy pesada.- Lance decía mientras Pato y Óscar se abrazaban temblando.- Una vez unos amigos encontraron biblias quemadas y muchas cosas...

-¡Ay ya!, ¡Nimodo!, vamooos.- Dijo Lando decidido.

...

Salimos de la casa que parecía mas bien Mansión de Lance y nos fuimos caminando hasta el famosísimo convento.

Cuando llegamos, vimos una gran cerca de madera no muy alta.
La hierba si estaba alta, se veía demasiado abandonado y ciertamente si se sentían las malas vibras.

-¿Por donde entramos?- Pregunto Carlos mirando el lugar.

-Por acá.- Camine y todos tras de mi, hasta llegar a unas tablas flojas.

Entre todos las quitamos para poder pasar.

-¡AHH no manchen!, ¡Me voy a ensuciar!- Chilló Lando y todos lo miramos feo.

Nos metimos y caminamos hasta lo que parecía una puerta.

Entre todos intentamos abrirla, nos reímos por qué Lando, de tanto quejarse, se terminó cayendo y manchando un poquito poquito de lodo.

-Ay no, no se puede abrir esta madre.- Max se sentó en una piedra cansado.

-Pinche Checo, para que te hacemos caso.- Suspiro George.

-Callateeee wey, a mi Chequito no le digas nada.- Max me defendió y yo sonreí.

-¡MIREEEEN!- Grito Charles y todos fuimos hasta donde el.

Había encontrado una ventana rota, por la cual podíamos entrar sin problemas, y así lo hicimos, nos metimos dentro por ahí.

...

Observamos el lugar, era terrorífico.

Era grande, todo estaba empolvado y por dentro parecía un laberinto, de tantos cuartos y pasillos que tenía.

-Ya me dio miedito.- Carlos se refugio en Charles. Pues ya eran pareja.

-¡Vean esoooo!- Nos llamo Lance apuntando una pared que a simple vista no se veía, pues el lugar estaba oscuro.

- Llama...- Susurro Pato.

-¿Llama que?- Pregunto Lando.

- Mamos...- Continuo.

-¡YA ME DIO MIEDO!- Casi gritaba George.

En la pared había fotografías, algunas enmarcadas, algunas no, pero todas eran demasiado terroríficas.
Eran fotos normales de personas, solo que estás se encontraban ya sea pintadas o borroneadas con los ojos negros y la boca con sangre. Aún así era terrorífico.
En especial una, de una monja.

-¡Ya vámonos!, ¡Por favor!- Suplico George.

-Ya cállate Jorge, neta.- Lo calló Pato.

-¡Tengo una idea!- Sugirió Lance.

-A ver.- Dije yo.

-Vamos a separarnos para explorar todo el lugar.- Sonrió triunfante.

-¿Estás loco? Así empiezan las películas de terror, luego los matan uno por uno.- Charles protestó.

-Shhh, todo sea por la experiencia.- Sonrió Lance.

-¡Pido con Max!- Rápidamente me acerque a Max y nos abrazamos.

-¡Pido con Charles!- Carlos abrazo a Charles.

-¡Pido con Lance pues!- George intento abrazar a Lance pero este se hizo a un lado.

-Sisi ya a la chingada.- Dijo Lance.

-Pato, Lando y yo entonces.- Dijo Oscar.

-Sisisi, graban todo.- Y así fue como cada quien se fue por un lado para según el "abarcar más espacio".

...

Max y yo íbamos tomados de la mano, temblando y caminando.

Había una puerta muy grande, y la curiosidad nos mataba, así que la abrimos.

Entramos y era una biblioteca gigante, la mayoría de sus libros maltratados y quemados.

-¡MAX MIRA ESO!- Lo tome del brazo aferrándome a el.

Había visto algo extraño... Maniquíes por todos lados.

-Asu...- Caminamos un poco.

Había maniquíes sentados en las sillas como si estuvieran platicando entre ellos. Maniquíes parados a lado de los estantes como si buscarán un libro, también los habia mirando por la ventana, algunos en posiciones extrañas.

-Tengo miedo, Maxie.- El se giro y me abrazo.

-Tranquilo, aquí estoy contigo.- Sonreímos y nos dimos un beso de piquito.

Había cosas extrañas, pero se sentía como si nos estuvieran observando.

De pronto, uno de los maniquíes se cayó al suelo desarmandose y  provocando un ruido estruendoso.

Gritamos tan agudo como pudimos y salimos de ahí corriendo tomados de las manos.

Un maullido de gato nos hizo mirar atrás, venía hacia nosotros como burlándose, el lo había provocado.

Aunque fue un maullido pequeño, también nos asustó, tal vez por el momento y el lugar, y antes de saber que era un gato, Max me pego a la pared como protegiendome con su cuerpo.

Luego sonreímos, al ver qué de un gato se trataba.

-Me asusté.- Dije y Max sonrió.

-Si, yo igual.

Me acorraló aún más en aquella pared, luego pego su cuerpo un poco más al mío.

El es más alto, entonces yo para mirarlo tenía que inclinar un poco mi cabeza hacia arriba, y el hacia abajo.

Entonces, atrapo mis labios con los suyos en un beso lindo.

Fue atrevido, me encantó la forma en la que lo hizo.

-Uy, pues al menos siguen vivitos y coleando.- Escuchamos la voz de Pato que nos saco de aquella romántica escena.

-No los habíamos escuchado.- Nos separamos sonrojados.

-Nombre, pues si andan bien entrados, como nos van a oír.- Se burló Lance.

Después de un poco de bullying de su parte, les mostramos la biblioteca con los maniquíes. También se asustaron, eso estaba raro.

Después de un rato terminamos saliendo y nos fuimos a casa.




Chestappen INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora