26. Nosotros y la lluvia

169 27 37
                                    

–––MAX¹–––

Dos semanas después...
(Habían pasado ya muchas cosas, el tema pasado de aquel problema con aquel sujeto no deseado he innombrable, quedó en el pasado, no recordemos eso más).

-Mis papás no están en mi casa.- dijo Checo mientras los dos íbamos caminando.

-Los míos tampoco.- conteste yo.

Íbamos cada quien a casa, pero como de costumbre, nos íbamos siempre juntos después del tecno.
De pronto, se me ocurrió una idea, era una idea demasiado buena.

-¿Vamos a mi casa?, digo... No has entrado aún.- propuse...

-¡Siiii!, acepto.- Checo sonrió y yo con el.

Caminamos hasta llegar a mi casa, finalmente entramos.

-Tu casa es linda.- sonrió.

-La tuya también lo es.- le devolví la sonrisa.- ¿Vamos a mí cuarto?- le pregunté.

-Simon simon.

Los dos subimos las escaleras, hasta caminar por el pasillo y topar con mi puerta. La abrí y entramos a mi habitación.

Deje mi mochila sobre el escritorio y le indique que hiciera lo mismo.

Me tiré sobre la cama, había regresado cansado del Tecno hoy, Checo me acompaño en este gesto después de mirar un poco mi habitación, me encantaba que el fuera así de curioso.

-Tengo sueño.- dije y cerré los ojos.

-Si quieres dormirte, te ves un poco cansado.- me dijo.

-Mmm...- pensé.- ¿Tu no estás cansado?- pregunté.

-Tambien, dormí muy poquito anoche.- y en ese momento, bostezó.

-Nooo, espera... Vamos a comer algo, que idiota que soy.- me levanté de la cama y le ayude a levantarse.

Nos dirigimos a la cocina.

-¿Que se te antoja?- le pregunté.

-La verdad,  unos besotes tuyos.- me respondió.

Me recargue sobre la barra, el estaba sentado del otro lado. Lo bese tiernamente.

Aunque al final terminamos comiendo sandwiches, algo básico, pero que era rápido y no fallaba.

Checo se comió un chicle también, y yo otro. Volvimos a subir a mi habitación.
Repetimos aquel proceso, de acostarnos, claro, para no morir, tiramos aquel chicle.

Me recosté y me relaje, por qué tenía a Checo acurrucado en mi, estábamos abrazados y relajados. Habia puesto el seguro en la puerta por si acaso, también estábamos cobijados con mi cobija de tigre, no, mentira, pero si, por qué estaba haciendo frío.

Afuera el clima se veía algo raro, en la mañana estaba haciendo demasiado calor y el sol estaba irradiando fuertemente en el cielo, y ahora estaba haciendo un frío tremendo, el cielo se habia nublado y parecía querer comenzar a llover.

Chestappen INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora