27. Besame

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--NARRADOR OMNISCIENTE --

Una semana después.

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El de ojos azules y el de ojos marrones, se encontraban con todos sus amigos en una salida grupal en aquella famosa pizzería.

Se encontraban platicando y riendo mientras la pizza llegaba.

Era en una mesa redonda, así todos podían interactuar de mejor forma.

Checo y Max se encontraban por obvias razones sentados juntos, es decir, al lado, de igual forma, Charles y Carlos estaban juntos.

El ambiente era bueno, relajante y cómodo, aunque algo o un poco ruidoso por tanta risa, pero no dejaba de ser maravilloso.

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Habían terminado de comer, estaban desalojando el lugar y se dirigían ya cada quien a su casa. La habían pasado demasiado genial, era de esperarse, todos ellos se la pasaban increíble juntos.

Checo y Max iban de regreso a su casa, les quedaba demasiado lejos desde aquel restaurante, y al vivir ellos dos algo cerca, pues claramente que se iban los dos.

Max llevaba su auto está vez, el rara vez lo sacaba, cuando le quedaban lejos las cosas o por alguna otra razón.

Esta no era la primera vez que Sergio se subía al auto de Max.

El rubio ya tenía un rato deseando besar con demasiada pasión y ganas al de pecas, también quería sentir un poco más de contacto físico, pero debido al lugar en el que anteriormente se encontraban, era algo difícil.

Max tomo el volante solo con una mano, con la otra comenzó a acariciar la pierna de Checo, el cuál, al momento, se sonrojo, pero aquella acción le había gustado, no se quejaba en lo absoluto.

Disfrutaban del trayecto, era lindo, hablaban y se notaba a kilómetros de distancia el amor que se tenían.

-Max, ¿Te he dicho lo demasiado bueno que eres manejando?, me parece increíble.- sonrió Sergio.

-Gracias, Chequito, pero tú manejas mucho mejor que yo.- le respondió Max.

-Noo, no discutiremos eso, tu manejas como piloto de fórmula 1...

Checo había manejado también el auto de Max una vez, cuando Max se sentía mal. Le pareció aquel un excelente conductor.

Max seguía con su mano sobre el muslo de Sergio después de otro rato con otra plática.

Subió la mano un poco más, no demasiado pero lo había hecho.

-Max...- susurró casi en un jadeo.

-Shh...- su vista seguia a la calle, y una sonrisa se dibujo en su rostro al escuchar a Sergio.

Llegaron, Max estacionó el auto justo afuera de la casa de Sergio y lo apagó.
Antes de abrir la puerta, se quedaron un momento mirándose a los ojos.

Poco a poco, se fueron acercando, hasta darse un beso.
El coche tenía los vidrios un poco polarizados, de modo que era difícil mirar hacia adentro.

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