28. Vámonos a marte

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---MAX¹---

Algunos días después...

No me sentía del todo bien.
Todo el día estuve solamente pensando, pensando y pensando, me estaba lastimando yo solo.
¿Era todo mi culpa?
Si, la respuesta para mí seguía siendo un frío y directo sí.
Pero, ¿Por qué?, ¿Por qué mi culpa?
Me contradecía cada segundo yo mismo.

Tal vez era normal para un chico el cuál creció toda su vida así.

Lo único bonito de todo, era que al cruzar miradas con él, todo lo malo se me iba, solamente pensaba en él. Lo que lograba causar en mi era hermoso, me cambiaba, entonces entendí que con él, conocía la felicidad y el amor.

Su mano rozo con la mía, entonces yo la tomé con suavidad para caminar tomados de la mano, estábamos en recreo.

-¿Que compramos?- preguntó mirandome.

-Mmm, lo que tú quieras estará bien.- le dedique una sonrisa.

-Se me antojan nomás unas sabritas y un Arizona.

-Si, eso, a mi también.- le contesté.

Los tomamos y fuimos a pagar, salimos de la cafetería.
Nos fuimos a sentar a una banca cerca de un árbol.

-Te noto un poco extraño Maxie.- Me dijo mientras abría sus papas.

-No es nada, tranquilo.- sonreí y destape mi Arizona de té verde.

-No, yo te conozco y sé cuándo algo anda mal, ¿Esta todo bien?- coloco su mano en mi pierna.

-Checo...

Y le conté todo.
Mis padres ya estaban a punto de divorciarse, era lo mejor en cierta parte, pero mi padre quería irse de aquí y me preocupaba demasiado todo.
Se habían portado aún más extraños conmigo y mi tía (de parte de mi padre) hablo conmigo, en un principio pensé que sería para ayudarme, pero todo lo contrario, me culpo de todo.

El me abrazó, me dio unos besos y sostuvo mi mano, mientras acariciaba mis nudillos. Amo cuando hace eso.

Me tranquilizó, me hizo sentir mejor, hablamos de eso y definitivamente el hizo que todos los malos pensamientos se esfumaran.

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Me encontraba en mi casa ahora, mis padres se habían ido a comenzar a arreglar todo el papeleo de su divorcio, sabía que tardarían demasiado.

Mi tía (la misma, hermana de mi padre) estaba en casa, me molestaba su presencia, ahora entendía que ella quería dañarme de igual manera.

Checo sabía que ella estaba ahí, y a él no le parecia la idea de que estuviera solo en casa con ella, así que me dijo que fuera a encontrarlo.
Ya empezaba a anochecer.

Salí de mi casa, intentando que no me viera, no por miedo, si no para evitar explicaciones y problemas.

-¡MAX!- escuché tras de mi al cerrar la puerta.

Cerré los ojos y respiré, a la mierda.
Escuché que la puerta se abria, sabía que venía por mi.

No tenía nada que perder, y mucho que ganar, así que me dispuse a correr.

Chestappen INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora