31. Casa del árbol

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---MAX¹---

Me encontraba tomando el desayuno en la barra. Esperando respuesta de parte de Checo, sabía que días como estos el solía despertarse muy tarde, es como un pequeño bebé.

Mi mamá había hablado conmigo. Me sorprendió demasiado que no me haya regañado, simplemente me aceptó, me abrazo y me dijo que todo estaba bien.

También está mañana desperté solo y arropado. Recordé que Checo había estado conmigo, cuidándome y cantándome una canción

Termine el desayuno y me fui a dar un baño, me arregle y cepille mis dientes. Limpie la cocina y me senté a ver televisión. Fue cuando me percate que no había revisado mi celular en un largo rato, corrí a ver la pantalla y en efecto, estaba ahí un mensaje de Checo.


Terminamos haciendo una llamada y decidí invitarlo al parque Guadiana.

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-¿Me das?- le pregunté mientras él comía unos Icee tipo winnies.

-Si amor, ten.- me extendió su mano.

-Noo Chequito, un beso.- el sonrió sonrojado.

Nos dimos un tierno beso.
Estábamos sentados mientras la sombra de los árboles nos cubría del terrible sol y calor que hacían hoy.

Fuimos a comprar algunas frescas y regresamos a nuestro lugar.

-Mira, yo jamás había visto aquella casita.- dijo Checo.

-¿Cuál casita?- pregunté mirando el lugar.

Era un parque abierto, había demasiados árboles, demasiados lugares y muchos juegos.

-Pero si hay muchas casitas del árbol.- dije dando un sorbo a mi agua de horchata.

-No, no, no, eso ya lo se, pero aquella de allá.- apunto una, y finalmente la vi.- No está conectada por las escaleras colgantes, como las demás.- le dio un sorbito a su agua de limón.

-Es verdad, y tampoco hay niños jugando ahí. Que extraño.

-No tanto, se ve chida. ¿Vamos?- me miró emocionado.

-Vamos pues.- ¿Cómo decirle que no a él?

Caminamos un poco, hasta llegar a aquel árbol.

Miramos hacia arriba, estaba un poco alto, pero no demasiado, y generaba demasiada curiosidad.

A diferencia de las demás casitas, está tenía las escaleras horizontales y no verticales.

Checo subió primero, y luego le seguí yo, hasta que finalmente llegamos hasta arriba y entramos a la casita.

-Waos...- exclamó Checo asombrado mirando el lugar.

-Oye, está chida.- sonreí.

No era más grande que las demás, pero si estaba más alta. Tenía pequeñas ventanas y un pequeño balcón también.

Por dentro solo tenía unas tablas acomodadas como para sentarse y una mesita.

-Mi sueño desde chiquito siempre fue tener una casita del árbol.- me dijo mientras miraba el espacio.

Estábamos un poquito agachados, pues tampoco era alta por dentro, solo que estaba muy elevada del suelo.

-Yo tenía una, cuando vivía en Monterrey.- le dije y luego me senté en el suelo, recargado en la pared.

Chestappen INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora