IX

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Merlin vuelve a tener ese sueño en el que corría por el bosque, se sentía muy real, no sabía qué clase de animal era está vez ¿Un león, un lobo? sus pasos eran pesados. Mira el reflejo de la luna y olfatea el olor de las fogatas, algo en su interior se enfurece y corre en esa dirección.

Despierta sudando y entonces escucha el revuelo en los pasillos, se asea lo más rápido posible y luego sale de la habitación con su ropa habitual.

-¡El rey ha muerto!- gritaban las doncellas y los sirvientes del palacio.

Se apresura a ir en dirección al salón principal donde varios de los caballeros están reunidos.

-¿Qué fue lo que pasó?- dice Arthur llegando y viendo el cuerpo de su padre el cual estaba envuelto en un estandarte.

-Mi señor, estábamos en el bosque y un oso nos atacó, su padre cayó del caballo y no pudo defenderse, para cuando derribamos al animal, era demasiado tarde- dice Ironside.

-¡Tss! Padre estúpido, le dije que ya estaba muy viejo para ir de cacería- dice Arthur mientras sujeta con fuerza la tela que lo cubría.

-Haremos los preparativos para despedirlo con el honor que un guerrero como él merece- dice Gowther llegando en compañía de otros concejales- Mientras tanto le enviaran un mensajero a tus hermanas y debemos planear tu ceremonia de ascensión- dice mientras uno de los soldados le muestra una caja de madera donde habían guardado la corona de Uther.

Arthur se siente mareado por unos instantes, todo había pasado demasiado rápido y aunque ahora tenía 22 años, aún no esperaba tomar esa responsabilidad sobre sus hombros.

Quiere decir algo pero las miradas de los demás ahora lo están analizando, por lo que simplemente asiente con la cabeza y todos comienzan a movilizarse. Merlín llega a su lado, no dice nada, solo lo acompaña y aunque quisiera abrazarlo o tomar su mano, sabe que no puede hacerlo frente a todos.

***

Los días pasan volando mientras todo el reino se mantenía expectante de la situación, varios nobles habían llegado a Camelot y también las hermanas de Arthur. No había mucha algarabía ya que también seguían de luto por el trágico final de Uther, así que organizan una ceremonia de coronación bastante modesta.

Mientras Arthur estaba en la cabecera de la mesa del gran salón, sus manos sudaban, sentía la presión en su pecho aumentar, trata de mantener su voz con el tono más neutral que logra, mientras su corazón latía aceleradamente y el aire le faltaba cada tanto.

Los hombres ofrecen sus espadas y juran su lealtad como lo hicieron con su padre, al menos la mayoría, ya que había otros que solo sentían lealtad por el antiguo rey y deciden marcharse en busca de otros convenios.

Después de brindar con un par de copas y felicitar al nuevo rey, el salón va quedando vacío y los sabios comienzan a tomar notas de todo lo que se había discutido. Merlín estaba allí a pesar de ser la menor, su caligrafía era muy buena y les ayudaba a transcribir en los papiros los nuevos acuerdos de ese día.

Nanashi llega en representación de los caballeros y le ofrece sus respetos haciendo una reverencia, los eruditos terminan su labor y Arthur se queda solo, aunque no por mucho.

-Hermanito- dice la voz de Morgana yendo hasta él- Felicidades por tu nuevo título.

-Deja la falsa cortesía.

-Qué pesado- dice ella con fastidio.

-¿Qué es lo que deseas?

-Ya lo debes de imaginar, una posición en tu corte, una parte de las tierras de este reino y por supuesto que cumplas tu parte de comprometerte con Ginebra.

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