XXVII

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La noche comenzaba a caer, el calor del otoño aún estaba presente, las luces del castillo se encendían una a una.

-Mi señor- exclama la voz de unos de los sabios del consejo.

Uther se gira y observa que va en compañía de dos pequeñas.

-Papi ¿Cómo está mamá?- pregunta una pequeña Morgana de 6 años que le había hecho coletas a su hermana menor.

-Estará bien y mañana van a conocer a su nuevo hermano.

-La tercera es la vencida, verdad majestad- le dice el consejero mientras llaman a una de las doncellas para que se llevará a las niñas.

-Si, espero que todos acierten, y está vez mi esposa si tenga un varón.

-Claro majestad, después de todo lo que la reina ha pasado estos nueve meses es algo seguro, ya sabe lo que dicen las comadronas: solo los hombres hacemos sufrir a las mujeres desde que crecemos en sus vientres.

-Iré a ver a como va todo- dice socarrón- Por favor cambie a mis hijas y que se vayan a dormir- le indica a la mujer que las toma del brazo y las lleva con ella.

-¿Por qué papá quiere tanto otro hijo?- pregunta Morgana a la doncella mientras les da un baño- Yo ya soy feliz con mi hermanita, es que acaso, ¿Tenemos algo malo.

-No pequeña, su padre y su madre las quieren mucho, son su adoración, pero todos los reyes deben tener al menos un hijo varón.

-¿Qué tienen de especial los niños? Los que conozco solo comen tierra y se lastiman subiendo a los árboles.

-Un niño se comió mi almuerzo- dice Morgause más somnolienta que su hermana.

-Es verdad, son un poco más torpes que las niñas, las princesas son más lindas y mejor educadas, pero los niños crecen con el tiempo y se convierten en apuestos príncipes, y luego en reyes.

-¿Mi mamá también era una princesa?- pregunta Morgana.

-Si y se convirtió en reina de esta nación, ustedes también algún día conocerán a algún guapo príncipe, que las cuidara como su padre cuida a su madre.

-¿Y… cuando papá y mamá ya no estén, quién será el rey de este lugar?- pregunta la niña.

-Ese será vuestro hermano, cuando él sea mayor, se volverá el nuevo rey de Camelot.

La escena cambia y ahora el llanto de un bebé la despierta, su madre le había dicho que lo vigilará, pero un pequeño Arthur había comenzado a llorar y ella no encontraba que hacer para calmarlo.

-¡Ya cállate!- le grita, tomando una almohada y acercándose al rostro del niño- Eres un fastidio, desde que estás mi papá ya no nos hace caso, yo no te quiero y estábamos mejor sin ti.

Cuando está por ahogarlo, su hermana entra en la habitación.

-¿Qué haces?

-No sé calla- Morgause le quita la almohada y se pone a cargar al bebé, en eso su madre entra en la habitación.

-¿Qué pasa aquí?

-No deja de llorar- dice la menor de las niñas y su madre lo toma en sus brazos.

-Es peligroso que lo levantes, Morgana debiste avisarme- ella la ve de mala gana, Igraine suspira mientras mece a Arthur con su brazo derecho y con la mano izquierda acaricia el cabello de su hija.

-¿Todo bien?- dice Uther entrando también- ¿Le pasó algo? ¿Alguna de ustedes dos lo estaba molestando?

-Cálmate cariño, solo empezó a llorar, sabes que todos los bebés son así- Uther hace un gesto conforme, lo cierto era que nunca se había molestado con la crianza de sus hijas y su esposa era la única que las atendía.

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