Capítulo 9: Bienvenidos a la Ciudad del Conocimiento

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Ya era momento de reanudar nuestro viaje hacia la ciudad biblioteca, mientras tanto debíamos pasar por varias provincias como Fráncfort, Stuttgart, Leipzig, Krefeld. Todas seguían el sistema de visado, siempre que cruzamos una provincia nos solicitaban nuestro permiso... todos hacían un gran alboroto cuando mostraba mi visa, al principio fue gracioso ver la reacción de los caballeros y soldados que custodiaban las puertas de cada ciudad, después de la tercera ciudad ya me había cansado, pensando que en cada ciudad posiblemente pasaría lo mismo.

Por otro lado Rafael, Lady Romina y la Delegación solo se aprovechaban de esto y se burlaban aún más de mí. "Abran paso que ha llegado Lord Ewigeliebe" solo podía rezar por más paciencia. Mi rayo de esperanza es el poder ver nuevamente a mi Diosa.

Cuando por fin habíamos llegado a la última provincia llamada Heidelberg, la cual se encontraba hacia el centro del territorio antes de llegar a Alexandria, misteriosamente habían Caballeros esperando nuestro llegada. "Buenas mis Lores, usted debe ser Lord Benjamín el afamado Lord Ewigeliebe" le decía el caballero de la puerta a Lord Teobaldo, todos soltaron una risa. "Joven caballero, creo que te has equivocado de persona, tu Lord Ewigeliebe, es este joven de aquí" Lady Albertina se acercó colocándose a mi lado, dándome un pequeño empujón para que diera un paso adelante.

Me presento y le pido el favor, que no me llamen de esa manera, al parecer los noticias desde Stuttgart y las provincias vecinas solo hablaban de un noble que solicitó, la visa nunca comprada y que éste se hacía llamar Lord Ewigeliebe. Estaba impactado, la vergüenza se apoderaba de mí... respiro profundamente y solicito una posada para pasar la noche. Cuando seguimos a unos soldados a la posada Rafael solo me decía... "Amigo si sigues así, ya no sé cómo te voy a llamar jajaja..." mátenme no puedo con esto... luego fue el turno de Romina, "Benjamín solo debes rezarle a Angriff por fuerza, pero ve el lado positivo, te estás haciendo de un nombre, eso me facilita poder cumplir la condición de matrimonio" ya me había acostumbrado a ese par, solo los dejo ser...

A la hora de la cena, estaba compartiendo con los demás nobles, mientras probaba algo de vino, un ordonnanz pasa a toda velocidad, gira por encima de todos en la mesa, y como un acto de rutina todos levantamos el brazo solo para que este se posara en el brazo de mi mejor amigo. "Rafael este es Hartmut, me enteré que estas en el territorio, quién es este Lord Ewigeliebe que te acompaña, necesitamos hablar, tres días después de que llegues a la ciudad, mantenme informado". Así se repitió el mensaje tres veces. Ese era Hartmut el erudito en jefe y asesor del Aub. Por otro lado unos se tensaron y otros solo se estaban muriendo de la risa.

Por qué me tiene que pasar todo esto, abatido me levanto y me retiro a la habitación, busco entre mis cosas y agarro el libro que mi madre me regaló, así que me distraje leyendo sus memorias, que no eran muy distintas de las que ya me había contado hasta que por fin me duermo. En la mañana continuamos con nuestro viaje, según los aldeanos deberíamos de llegar en unos días más de viaje. Mientras miraba por la ventanilla, había notado que la tierra se sentía viva y recuperada a diferencia del viejo Ahrensbach, el cual tenía una crisis de mana. Ciertamente la administración del Aub, ha sido muy buena.

Por fin, la maravilla del conocimiento se podía vislumbrar a lo lejos, habíamos llegado a nuestro destino, en la puerta de la ciudad como siempre nos solicitan los permisos, ya habían sido informados de nuestra llegada. Un soldado llamado Gunther, nos dirige a la zona residencial de los visitantes con visas. Cuando llegamos, la zona estaba rodeada de muchos edificios de tres o cuatro pisos de altura, estos eran grandes dormitorios como los del cuartel de los caballeros, destinados para los nobles. Cuando estábamos por entrar, el soldado me detiene para informarme que yo me hospedaría en una villa con vista al mar, todos me miran con envidia. Lady Romina y Lady Albertina al escuchar eso se acercan a Gunther.

Honzuki no Gekokujou | Un noble comercianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora