Capítulo 19: Las vegas -El distrito del placer y Ocio

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Luxor:

Hacía mucho que había sonado la séptima campanada, cuando estaba sentado en el bar de una posada de las Vegas, tomando unos tragos con los demás caballeros, pensando cómo había terminado en un sitio como este, siendo que ya estaba casado. Recordando mis acciones de hace pocas campanadas atrás, habíamos llegado a la villa y Benjamín seguía muy molesto por lo ocurrido con Sir Aragón.

Los caballeros guardianes de Lady Emily decidieron seguir la orden de Benjamín, para ir al distrito del placer y ocio sin ninguna duda. En cambio yo, fui abordado por Lady Lizbeth por lo que casi entro en pánico, "Luxor, tú me dirás que le ha sucedido a mi hijo", ella conocía muy bien a Benjamín por lo que tenía una ligera sospecha.

"Disculpe mi Lady, pero no ha pasado nada...", yo era muy transparente y ella sabía que estaba mintiendo, tan pronto observe que los caballeros estaban en marcha hacía las vegas, aproveche el momento de su salida para escapar. "Si me disculpa Lady Lizbeth tengo asuntos que atender con estos caballero...", salí huyendo prácticamente de la villa, así termine en este distrito lujurioso, aunque cabe mencionar que la comida era fenomenal, a cada vistazo de tu alrededor, hermosas mujeres inundaban tu visión. Ciertamente era un lugar placentero, había locales para divertirse con juegos extraños nunca antes vistos, así como apuestas en juegos de nobles y plebeyos.

Se notaba que había muchos nobles y plebeyos muy bien presentables. Solo me dedique a observar, mientras bebía grandes vasos de vize. 'Benjamín iba a matar a alguien con ese martillo, por eso tuve que detenerlo', era lo que pensaba con cada trago de este vino de Dunkelfelger, mientras me arrepentía por detenerlo, estaban ofendiendo a su madre y prometida, él solo deseaba defender su honor. Mis compañeros caballeros quienes estaban jugando con unas damas, se acercaron para acompañarme con un trago. "Luxor nunca había visto a Lord Benjamín batallar, eso fue terrorífico yo no podría soportar un golpe de esa magnitud...", ese era el miedo que tenía cuando invoco el martillo de guerra, 'De todas las extrañas armas que puede usar, tenía que ser esa la elegida'. Fuertes suspiros salen de mí ser con tan solo recordarlo.

*

Ya había tomado toda una botella, mientras recordaba mi infancia con mi actual señor. Conozco a Benjamín o Benno desde nuestro bautizo, al igual que Rafael mi familia era dueña de una tienda de importaciones, pero cayó en la quiebra a partir de la guerra civil, por lo que apenas nos dio para mantenernos como nobles. Quería aventurarme por el mundo, pero lo más lejos que pude llegar fue al castillo abandonado de Zausengas, fui en muchas ocasiones pero nunca supe como entrar, hasta que un día Benno y Rafael me acompañaron, logramos encontrar un antiguo pasaje, éramos todos unos aventureros, ya que hacía muchos años que nadie había podido entrar a ese castillo, por lo que estaba muy feliz.

Prácticamente todo había sido destruido o saqueado, las puertas del palacio del Aub estaban cerradas y no habría por nada en el mundo. Aun así logramos entrar en sus habitaciones, todo estaba casi quemado y otros destruido, también vimos un estante con libros a medio quemar, mucho de ellos estaban inservibles de igual manera Benno los reviso por curiosidad. Todos ellos eran memorias y poemas de anteriores Aub, sobre la gloria de este territorio. La familia archiducal eran grandes cazadores de bestias fey. Imparables guerreros en el oficio, ya que usaban técnicas y armas secretas originarias de este ducado.

Siempre íbamos a explorar cada vez que podíamos, pero siempre nos encuartelábamos en la habitación del Aub. Solo Benno y Rafael podían entender parte del idioma de esos libros, Benno era el único interesado en leerlos. Un día de nuestro noveno cumpleaños, él encontró un muro falso detrás del estante ocultando un piedra fey de registro, tardo toda una temporada en pintar la gema con sus colores, para nuestra sorpresa una puerta se abrió dejando al descubierto tres estantes grandes de pared a pared, del piso hasta el techo, formando una 'U' con lo que parecían pequeñas cajas de cristal, conteniendo pequeños muñecos adornados con extrañas armaduras, estos sostenían réplicas de armas igual de extrañas, a una escala diminuta hechas de madera bellamente pintadas.

Honzuki no Gekokujou | Un noble comercianteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora