2| MARK Y FREDY

6.9K 680 499
                                    

|¿Te apetece metérmela?|

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|¿Te apetece metérmela?|

—¿A dónde ibas?

—Tú mismo lo dijiste, a revolcarme con alguien.

Que no te afecte. Que no te afecte. Hazte el desinteresado, solo finge que ibas de salida y que no venías a esta cocina con cualquier excusa creíble solo para ver a ese idiota cocinando solo porque cuando cocina se ve sexy.

Estás enojado con él por quitarte una parte importante de ti y así seguirás hasta que te pida disculpas. No eres fácil y que esos brazos no te digan lo contrario.

—¿Con quién?— pregunta.

Lo miré sin dejar de batir la crema batida, ya estaba perfecta y no hacía falta ponerle nada más, pero era lo único que podía hacer para mantenerme dentro de esta cocina, aunque mi cabeza me estaba diciendo que me saliera y que lo dejara solo.

—¿Por qué quieres saber? ¿te importa?— lo miré.

Me miró unos segundos antes de seguir poniendo la mezcla de la torta en la bandeja que iría en el horno.

—No, haz lo que quieras.

Auch. Fingiré que no me dolió.

—Créeme, eso intentaba hacer.

—Haz lo que quieras cuando ya no trabajes para mí, pero ahora, te prohíbo salir a revolcarte con alguien más.— cambio drásticamente de la situación. Si, eso, cae en la trampa.

Reí.

—¿Disculpa? Oh, creo que aún no te has dado cuenta de la situación, no eres nadie para decirme que hacer o qué no hacer.— pero si quieres volver a decirlo solo dilo.

—¿No soy nadie?— la cercanía que antes teníamos ahora se estaba esfumando con sus pasos lentos hacia mí.

—No eres nadi-e.— quise mantenerme en mi posición, sin moverme, sin dar ni un solo paso para atrás.

—¿Seguro? No te veo muy convencido.

Rodeó la isla de la cocina, su cuerpo se movía tan lento, pero lo sentía tan rápido cuando más lo miraba acercarse, pensarán que simplemente me rebajé y me dejé manipular, pero no soy esa clase de chico que puede ser intimidado tan fácilmente, digo, cuando era comandante miraba muchas más cosas intimidantes y jamás me vi en la situación de agacharme.

Así que, sonreí. Lo miraba con dudas, por saber si mis palabras eran ciertas, pensando que yo algún día regresaría a por él con ganas de rogarle para que me amara. Chico, te equivocas de persona.

—Hace tiempo que te volviste uno más.— le aseguré sin quitar mi sonrisa de satisfacción.

Su postura había cambiado, su rostro ya no permanecía relajado, sus brazos se habían colocado uno al lado de mi cintura pegados en la isla acorralándome sin darme espacio para moverme o intentar salir. Era cierto, él es más alto, se ve más grande y tal vez más intimidante, pero como lo mencionaba, he estado en peores situaciones que esta, era fácil de escapar, pero no quería escapar. No ahora.

En sinfonías distintasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora