4| MARK Y FREDY

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—Sentimientos debajo de la mesa—

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—Sentimientos debajo de la mesa—

Esto se siente como cuando me llamaban a la oficina del director. Tan nervioso pensando en todas las cosas malas que hice y escogiendo una al azar para pensar en cuál de todas se habrá dado cuenta ya, pensaba en posibles excusas que puedan llegar a funcionar. No tengo en mente la de veces que he visitado dirección, es más, probablemente vivía ahí ya, los profesores para encontrarme tenían que ir a dirección, almorzaba con el director, era mi segunda casa. No era el típico chico que le pegaba a alguien o insultaba a otro, solo uno que no le importaba las clases y que nunca aprendía mucho. Los profesores me aburrían, las materias me parecían innecesarias, digo, no es como si sacarle la sombra a un árbol me iba a ayudar a obtener un trabajo. Fueron tantas veces los días en los que visitaba dirección que dejé de asustarme.

Casi nunca asistía a clases, estaba más ocupado preocupándome por cosas como: "me gustaría besar a un chico" "¿Mis padres deberían de saber que me gusta besar a los chicos?" "Me gustaría ser un policía" "¿Qué tengo que hacer para obtener ese uniforme negro?" si, esos eran mis pensamientos en esa etapa de adolescente descubriendo su identidad.

 Ni idea de cómo logré conseguir salir de ahí y graduarme después, al salir, estaba seguro que a la universidad no iría. Así que, entré al ejército, y tampoco es que me haya portado del todo bien ahí adentro también. Definitivamente no estaba hecho para seguir reglas. En ese tiempo estaba un poco... "hormonal", y pues bueno, ya saben lo que pasa después de eso.

 En todo caso, esto no es la universidad, tampoco la escuela, y ya estoy grande como para que se me pare todo el tiempo. Esto es "La Casa Blanca" y estoy abriendo la puerta de la oficina del presidente.

—Fredy, por favor siéntate.— me dijo Guillermo cuando entré. Cerré la puerta detrás de mí, no había guardias por alguna razón, tampoco estaba Jared, y eso es raro porque siempre están juntos.

Oh, Dios... Creo que esto no tiene nada que ver con las cosas jodidas que he hecho en el trabajo. Hasta pienso que esto puede no tener relación con el trabajo. Es más, es algo más personal que otra cosa, porque tampoco está su secretaria aquí cerca. Solo él y yo.

¿Se habrá enterado? Dios... creo que se ha enterado que su hijo y yo follamos.

Seguramente quiere recordarme que lo que estamos haciendo es una mala idea, que deberíamos separarnos y nunca volvernos a ver, o seguramente ahora quiera despedirme, lo que literalmente arruinaría mi vida personal y laboral al mismo tiempo. O tal vez estoy exagerando... ¡No! Nada de exageración, seguramente me diga que me aleje porque soy inferior a su hijo y que no le convengo... aunque, en cierta parte, no estamos intentando tener nada serio, es solo sexo. Creo que eso es aún peor.

—Señor presidente.— me senté en el sofá frente a su escritorio.

—Señor secretario, ¿así nos vamos a llamar?

En sinfonías distintasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora