Levi, el hijo del presidente de Estados Unidos, y Demian, el hijo del narcotraficante más poderoso del país. Juntos en una misma Universidad, luchando por no odiarse demasiado.
Enfrentando tensiones y prejuicios, estos dos chicos nos enseñarán que e...
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Semanas habían pasado desde que mi abuelo tiene mejor atención que cualquier residente de hotel cinco estrellas. Esto es mejor que vivir en una casa cualquiera, ¡Literalmente está viviendo como un rey! Y la comida es asombrosa, no entiendo cómo puede existir comida tan deliciosa dentro de un hospital. Mi abuelo está feliz, animado y... mejorado. Lo veo muy bien en comparación con los últimos meses, también he notado que ha subido un poco de peso porque ahora suele comer bastante, y su piel ya no se ve tan pálida, incluso puede sostener sus cubiertos por sí solo, aunque le cuesta un poco al momento de sostener cosas pesadas, lo demás lo hace muy bien. Cuando ríe suele toser como siempre, aunque su respiración ya no se escucha tan mal, y tiene un mejor manejo al respirar, lo hace correctamente con momentos de descanso.
Mi abuelo ha estado mejorando. Y no saben las ganas que tengo de gritarlo. La vida me estaba dando la segunda oportunidad que tanto le había estado deseando por meses.
—¡Lo siento por la tardanza! ¿Iniciaron ya?— Levi entró a la habitación de mi abuelo cerrando la puerta detrás de él. Dejó su boina en el perchero al lado de la puerta quitándose también sus accesorios como una pulsera, guantes y cartera.
Levi también había estado durante el proceso de mejoramiento en todo momento. Su compañía le alegraba a mi abuelo, y tal vez a mí también.
—Mi abuelo no dejó que iniciara la película.— dije dejándole espacio en el sofá de cuero que ahora teníamos.
—Pero por supuesto que no, aquí nada se inicia hasta que estemos completos.— dijo mi abuelo desde su camilla haciendo reír a Levi.
Este último le dio un abrazo y le sonrió antes de separarse.
—No sé qué haría sin usted, probablemente Demian me dejaría atrás en todo.— Levi estaba de su lado.
—No. No. No me iré de este mundo sin antes enseñarle a respetarte.
Rodé los ojos.
—Gracias, abuelo, voy a necesitar eso.— y ahora Levi llamaba "abuelo" a mi abuelo.
Sí, es como si ahora solo fuera el enfermero quien entra, saluda, le da sus medicinas y se va. Esa misma rutina. Siento que ahora le sonríe más a Levi que a mí. ¡Y yo lo cuidé durante dos años!
Resoplé. Levi se sentó a mi lado, pero más lejos que otros días. No dejaba de mirarme con una sonrisa. Mis ojos viajaron de arriba hacia abajo por su atuendo de hoy, lucía un poco más diferente que de costumbre, con diferentes tonos de colores verdes pasteles, suaves y elegantes. La boina le quedaba bien; debería ponérsela más seguido. Todo este traje que lleva ahora debería de ponérselo más seguido.
—¿Qué?— preguntó.
—Te queda bien el verde.
Sus mejillas de la nada se volvieron rojas como tomate. Su vista se fijó plenamente en el televisor apagado. Sin pestañear.
