24

0 0 0
                                    

LA TRAMPA DEL DESTINO

(LYSANDER)

Ya pasó una semana desde la desaparición de Elowen y mi mente está completamente consumida por la preocupación. Me pregunto constantemente qué estará sufriendo mi chica en este momento y desearía poder encontrarla y sacarla de esta situación.

Mi abuelo estaba preocupado por mí, y con razón. Llevaba días sin dormir ni comer, consumido por la preocupación por Elowen. Cada día que pasaba sin noticias suyas me sumía más en la angustia. Sentía un dolor constante en el pecho, como si estuvieran lastimando a mi chica. Hace poco, incluso experimenté un dolor agudo en la espalda, como si estuviera recibiendo los golpes que ella sufría.

La impotencia me consumía. Sentía la necesidad desesperada de proteger a Elowen, pero me culpaba a mí mismo por no haber sido capaz de evitar su desaparición. A pesar de mis esfuerzos, no había podido mantenerla a salvo. La culpa me carcomía por dentro, pero también alimentaba mi determinación de encontrarla y asegurarme de que los responsables pagaran por lo que le habían hecho.

<<Elowen, ¿dónde estás?>>, intenté comunicarme con ella desesperadamente, pero el silencio continuaba. La sensación de impotencia se intensificaba con cada intento fallido de contacto. Era como si algo estuviera drenando su energía o bloqueando nuestra conexión telepática.

<<Amor, estés donde estés, te encontraré, solo aguanta>>, murmuré con voz entrecortada, luchando por contener las lágrimas. La idea de perder a Elowen, después de haber perdido a mis padres, era insoportable. No podía permitirme perderla también.

(ELOWEN)

Los días se sucedían sin el consuelo de los rayos del sol, y el rey continuaba presionándome para que accediera a su demanda, pero yo me mantenía firme en mi negativa. No estaba dispuesta a ceder ante sus amenazas ni a traicionar mis principios.

Ayer, aunque escuché la voz de Lysander llamándome, no pude responderle. El agotamiento me consumía por completo; mi cuerpo y mi mente estaban al límite. Todo lo que deseaba en ese momento era descansar, pero incluso esa simple necesidad parecía inalcanzable en mi situación.

Los guardias abrieron la puerta de mi celda y me sacaron de ella. Cada paso que daba me dolía todo el cuerpo; estaba cubierta de sangre seca y cada movimiento era una tortura. No sabía cuánto más podría resistir antes de desplomarme por completo.

Me llevaron de vuelta al mismo patio donde me habían torturado antes, pero esta vez no había nadie más a mi alrededor. Mis amigos estaban a mi derecha, mirándome con preocupación. Frente a mí, el rey me observaba con una mirada sádica y despiadada, como si disfrutara de mi sufrimiento.

-Elowen, como no quieres ayudarme, me toca usar otro método para que accedas -me dijo el rey con una sonrisa siniestra. Me preparé para el golpe que nunca llegó. En cambio, vi cómo el rey arrodillaba a Dash frente a mí. Ray se acercó para tomarla, pero los guardias lo detuvieron.

El corazón me latía con fuerza al ver a mi amiga, claramente asustada. Traté de soltarme de las ataduras para ir hacia ella, pero estaba demasiado débil. Sentí una oleada de impotencia y rabia al ver cómo el rey usaba a mis amigos para presionarme.

- Vamos a ver cuánto puedes soportar, Dash -dijo el rey, golpeándola sin piedad. Los gritos de mi amiga resonaban en mis oídos, provocando un dolor insoportable en mi pecho. No quería ceder ante las demandas del rey, pero ver a Dash sufrir era demasiado.

Ray luchaba por acercarse a ella, pero cada golpe que recibía lo derribaba. Sentí una mezcla de rabia, impotencia y dolor al ver a mis amigos en esa situación.

- ¡ESTÁ BIEN! -grité, las lágrimas brotando de mis ojos al ver a Dash caer al suelo, cubierta de sangre.

- Buena elección -dijo el rey, y vi cómo se llevaban a Dash, retorciéndose de dolor. Mi corazón se encogió al verla así.

- Quiero que llames a tu pareja -ordenó el rey, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. No quería poner a Lysander en peligro, no sabía qué podrían hacerle.

- No -respondí con firmeza, pero el rey me miró con rabia.

- Vuelvan a traer a sus amigos, vamos a ver cuánto aguantan -dijo, y sentí una oleada de desesperación. No quería ver a mis amigos sufrir por mi causa.

- Está bien -dije con la voz entrecortada por las lágrimas, no quería traicionar a Lysander, pero tampoco soportaba ver a mis amigos sufrir así.

- Dile que te vea en el bosque, por donde solías escaparte para verlo -ordenó el rey, y asentí, sintiendo el peso de la angustia en mi pecho.

Al día siguiente, me sacaron de la celda y me llevaron de vuelta a mi antigua habitación. Me sentía extraña, pero obedecí las órdenes que me dieron, sintiéndome culpable.

<<Amor?>> Lo llamé, y en segundos recibí su respuesta.

<<Cielo, ¿dónde estás?>> Me preguntó. Volver a escuchar su voz era un pequeño rayo de felicidad en medio de la oscuridad. << ¿Qué está pasando?>>

<<Deberíamos vernos en el bosque esta noche>> le dije. Él respondió con un "está bien". La culpa me invadió, quería decirle que era una trampa, pero me tenían amenazada.

Las horas transcurrían lentamente, y la angustia de encontrarme con él me abrumaba. No quería verlo, no quería traicionarlo. Cada minuto que pasaba, mi corazón latía más rápido, lleno de culpa y temor por lo que podría sucederle si me veía obligada a cumplir con las demandas del rey.

Cayó la noche y, escoltada por varios guardias, me dirigí al bosque. Cruzamos entre los árboles hasta que, a lo lejos, divisé su silueta. En ese momento, sentí que mi mundo volvía a tener luz después de tantos días sumida en la oscuridad

Llamas de devoción la historia de amor de dos Dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora