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EL BAILE DE LOS ESPOSOS

(LYSANDER)

Luego de consagrar nuestra unión en la iglesia, nos fuimos al castillo para la fiesta. La fiesta en el castillo estaba llena de alegría y celebración. La música resonaba por los pasillos mientras nuestros amigos y seres queridos se unían a nosotros para celebrar nuestro amor y la unión de nuestros reinos.

Elowen me había dejado solo por unos minutos mientras iba a cambiar su vestido, así que aproveché para hablar con algunos de los invitados mientras esperaba su regreso.

También habíamos invitado al pueblo, siguiendo una petición de Elowen que no pude negarle. Ver la alegría en su rostro al contemplar la idea me llenó de felicidad, así que accedí gustoso. Además, me parecía importante compartir este momento especial con todos aquellos que presenciaron nuestra relación.

Unos minutos después apareció mi divina esposa con un vestido blanco que irradiaba elegancia y encanto. El diseño delicado resaltaba su figura, con detalles de encaje que realzaban su belleza natural. El vestido caía suavemente hasta un poco arriba de sus rodillas, mostrando con gracia cada paso que daba. Su cabello estaba recogido en un sencillo pero hermoso peinado, y su rostro iluminado por una sonrisa radiante. Era como una verdadera princesa, y me sentí increíblemente afortunado.

Me acerqué a ella y la lleve a la pista para nuestro primer baile como esposos. La música comenzó a llenar el salón y nos sumergimos en un baile lleno de amor y complicidad. Con cada paso, sentía cómo el mundo desaparecía a nuestro alrededor, dejándonos solos en nuestra propia burbuja de felicidad. Miré a los ojos de Elowen y supe que este momento, este baile, sería solo el primero de muchos momentos felices que compartiríamos juntos como esposos.

Elowen se apoyó en mi pecho y suspiró con satisfacción mientras seguíamos danzando al ritmo de la música. Sentí una profunda gratitud por tenerla a mi lado, por compartir cada momento, cada risa y cada desafío juntos. Sabía que nuestra unión era fuerte y que juntos podríamos enfrentar cualquier obstáculo que la vida nos presentara.

Después de nuestro baile, salimos al jardín donde la brisa nocturna acariciaba nuestros rostros. Observé la sonrisa radiante de Elowen y no pude evitar sentirme completamente enamorado de ella en ese momento.

- Tu sonrisa ilumina mi mundo entero -le dije, tomando su mano con ternura mientras caminábamos por el jardín-. Eres mi luz en los días oscuros y mi alegría en los momentos felices. No puedo imaginar mi vida sin ti a mi lado.

- Ahora solo somos tú y yo, Lysander, y nadie nos puede separar -me dijo con ternura-. Porque un dragón solo se enamora una vez, y es para siempre. Ni siquiera la muerte puede romper la unión de dos dragones -recitó la misma frase que estaba en el cuadro de mis padres, y tenía razón, esa frase también nos identificaba a los dos.

Acerqué mis labios a los suyos y la besé con ternura, sintiendo la conexión profunda que compartíamos. En ese momento, el mundo desapareció a nuestro alrededor, dejándonos solos en nuestra burbuja de amor y felicidad. Nos abrazamos con fuerza, prometiéndonos estar juntos en cada paso del camino que nos esperaba.

Después de nuestro emotivo momento en el jardín, decidimos dar un paseo por los terrenos del castillo, disfrutando de la serenidad de la noche y la belleza de los jardines iluminados por la luz de la luna. Nos detuvimos frente a una fuente adornada con esculturas de querubines y flores, cuya agua caía suavemente con un murmullo reconfortante.

- ¿Recuerdas cuando solíamos venir aquí al principio de nuestra relación? -preguntó Elowen, mirándome con una chispa de nostalgia en los ojos.

Asentí con una sonrisa, recordando esos momentos llenos de emociones y descubrimientos, donde cada rincón del castillo cobraba un significado especial para nosotros.

- Sí, era como si cada paso que dábamos aquí fortaleciera nuestro vínculo aún más -respondí, tomando su mano con ternura.

Elowen asintió, sus ojos brillando con complicidad.

- Este lugar siempre será nuestro refugio, nuestro santuario donde podemos encontrar paz y amor en medio del caos del mundo exterior -dijo con suavidad.

Nos quedamos allí, abrazados bajo la luz de la luna, sintiendo la conexión profunda que compartíamos y la certeza de que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío que se presentara en nuestro camino.

- Te amo, Elowen, más de lo que las palabras pueden expresar -susurré, acariciando su mejilla con ternura.

- Y yo a ti, Lysander, con todo mi ser -respondió ella, sellando nuestras palabras con un tierno beso.

En ese momento, en medio de la belleza y la tranquilidad de nuestro castillo, supe que estábamos destinados a estar juntos para siempre, unidos por un amor que trascendía el tiempo y el espacio. Y con esa certeza en mi corazón, continuamos nuestro paseo, sabiendo que nuestra historia estaba lejos de terminar, y que cada nuevo día sería una aventura que compartiríamos juntos

Llamas de devoción la historia de amor de dos Dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora