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RELFEXIONES BAJO LA LUNA

(ELOWEN)

Me sentía muy ansiosa hoy se celebraba la boda de Amalia, mi mejor amiga desde la infancia. Mientras me preparaba para el gran evento, una mezcla de emociones revoloteaba en mi interior: alegría por el amor que Amalia había encontrado, nostalgia por los momentos compartidos y nerviosismo por lo que el futuro les depararía.

El bullicio del salón de bodas era ensordecedor cuando llegué, pero entre la multitud, mis ojos buscaron a Amalia. La vi radiante, caminando hacia el altar con una sonrisa que iluminaba su rostro y un brillo de emoción en sus ojos. A su lado, su prometido la miraba con adoración, y su amor era palpable en el aire.

Mientras presenciaba la ceremonia, mi corazón se llenaba de alegría por la felicidad de Amalia, pero también de un ligero atisbo de envidia. ¿Cuándo sería mi turno? Me preguntaba en silencio mientras observaba a la feliz pareja intercambiar sus votos y sellar su amor con un beso.

Después de la ceremonia, la fiesta estaba en pleno apogeo. La música retumbaba en el aire y la pista de baile estaba llena de risas y movimiento. Me encontré con amigos de la infancia y familiares, compartiendo recuerdos y anécdotas mientras brindábamos por el nuevo matrimonio.

Pero en medio de la celebración, una sensación de soledad se apoderó de mí. Todos parecían estar disfrutando el momento, sumergidos en la felicidad del evento, mientras yo luchaba con la sensación de que algo faltaba en mi vida.

Decidí salir al aire fresco por un momento, alejándome del bullicio de la fiesta para tomar un respiro. Mientras caminaba por el jardín, una suave brisa acariciaba mi rostro y el susurro de las hojas me envolvía en una sensación de paz.

Fue entonces cuando lo vi: un banco solitario bajo un árbol, bañado por la luz de la luna. Sin pensarlo dos veces, me dirigí hacia él y me senté, dejando que la calma del lugar me envolviera en su abrazo reconfortante.

En medio del silencio de la noche, reflexioné sobre mi propia vida y mis deseos más profundo. La respuesta llegó como un susurro en el viento: el amor puede venir en muchas formas, y no hay una única manera de encontrar la felicidad. Tal vez, en lugar de buscar desesperadamente a alguien más, debería centrarme en amarme a mí misma y en encontrar la plenitud en mi propia compañía.

Con esa revelación en mente, regresé a la fiesta con una sensación renovada de paz y aceptación. Mientras observaba a Amalia y su esposo bailar en medio de la multitud, sonreí sabiendo que su amor era verdadero, pero también sabiendo que mi propio camino hacia la felicidad sería único y especial, sin importar dónde me llevara.

Llamas de devoción la historia de amor de dos Dragones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora