Parte 26

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Newt camino hacia la cabaña lo mas rápido posible. Charlotte quien ya se encontraba despierta, sentada en el colchón con el cuerpo apoyado en la pared, las piernas flexionadas hasta la altura del pecho y con la mirada ida, se sobresalto al instante cuando escucho la puerta de la cabaña abrirse. Se giro hacia el ruido con los ojos en alerta. Newt entro a la cabaña y apenas la chica lo miro, su expresión cambio a una total preocupación cuando vio la sangre seca en su cara.

—Newt...—hablo ella casi en un susurro. El rubio fue a sentarse a su lado y mientras lo hacia, hizo una leve mueca por el dolor en el cuerpo que había comenzado a sentir. Su cabeza latía un poco y las venas azules que tenia, habían desaparecido. Algo completamente raro y nuevo.

—Estoy bien, Char.—la chica lo miro en silencio poco convencida. Charlotte observo los nudillos de Newt que también estaban manchados de sangre seca, y algo rojos pero se estaban empezando a colocar de un color morado oscuro, casi negros por la fuerza en que golpeo a Theodore.

La ondulada con delicadeza tomo la mano derecha de Newt examinándola más a profundidad.

—No te preocupes, Cariño. Probablemente me rompí uno o dos nudillos, nada más.—Confesó Newt.

La ondulada lo miro. Dejo la mano de Newt con suavidad en la pierna del chico mientras se levantaba e iba por un; paño con agua, algunas gazas, crema, entre otras cosas para curar y vendar los nudillos de Newt, que probablemente durarían en sanar y se esperaba que estuvieran solo magullados en vez de rotos, como el dice.

Charlotte volvió con todo lo necesario y se sentó nuevamente en el colchón al lado del rubio. Empezó a pasar el paño húmedo por los nudillos del rubio, limpiando todo rastro de sangre. No había hielo para bajar la inflamación por lo que Charlotte fue a buscar una lata de frijoles que era lo mas cercano, a algo, pero no del todo: frío.

Lo mantuvo ahí al menos unos 35 segundos y luego procedió a colocarle una crema antiinflamatoria que igual ayudaría, continuando a envolverle los nudillos con una gaza.

El rubio en ningún momento hablo, hizo una mueca, o algo, pero en el fondo si tenia un dolor pequeño y punzante que dolía con cada roce que hacia Char en su mano.

 La chica volvió a mojar el paño y se acerco mas a Newt para comenzar a limpiarle la sangre pegada en su nariz y boca. El rubio estaba mirando hipnotizadamente a Char, mientras ella seguía limpiando el área herida, y de vez en cuando subía la mirada hacia los ojos de Newt.

La delicadeza con que limpiaba su cara era impresionante. Aquellos ojos marrones oscuros como una taza de café eran como lo mas hermoso que Newt haya visto en muchos años. Las 75 pecas que jamás se cansaría de contarlas eran hermosas y quedaban bien con su esculpida cara.

«Si afrodita tuvo otra hija, definitivamente esa era Charlotte.»

Sus ojos brillaban después de haber estado mucho tiempo sin aquel brillo. Todo gracias a Newt.

Su rayito de sol.

Su héroe.

Y como ella le gusta llamarlo «su príncipe», que llego en el momento mas indicado donde ella necesitaba apoyo, compañía y protección, aunque pensara que no era así.

Una vez que Charlotte termino de curarlo, Newt la seguía viendo como un maravilloso tesoro, un regalo traído del universo.

La chica le sonrió levemente, algo pequeño, aun recordando lo malo y traumático que había sucedido antes.

—Gracias Char.—hablo el rubio. La chica entrelazo sus brazos alrededor del cuello de Newt y lo abrazo fuertemente. Newt le devolvió el abrazo cálidamente, acercando más a Charlotte cerca de él para que se sintiera comoda y protegida.

Como siempre.

Charlotte saco un poco la cara del hombro de Newt y a lo bajo, cerca de su oído, le hablo:

—No deberías haberlo hecho, pudiste salir más lastimado...

Newt negó apenas escucho eso.

—Se lo merecía, de hecho debería haberlo matado, pero no lo hice porque no soy un asesino—respondió Newt—. Pero si alguien te vuelve a tocar, chiflar, o mirar de una manera sexual, no dudes en que lo matare—el rubio continuo—. No me molesta volverme asesino, con tal que tu no corras peligro.

No te vayas de mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora