Pasaron tres días después y Charlotte no sabia nada de Newt.
El rayito de sol que iluminaba sus días, ya no estaba.
Ya no quedada nada de él, excepto el collar que le había dado.
Charlotte sabia que se venían días oscuros, pero no sabia que iban a ser tan insoportables.
Por las noches, lo único que iluminaba y apenas, era la luz de la luna.
En el día, ni siquiera había salido el sol, por lo que la cabaña estaba tan oscura como la mente de Charlotte. Y aquella oscuridad se estaba apoderando de ella nuevamente.
La chica estaba totalmente arrepentida de no haberle contado la verdad a Newt, y eso la torturaba todas las noches las cuales no podía dormir. Si lo hacia, volvía con sus pesadillas recurrentes. Pesadillas no sobre el trauma que le dejo Theodore, o pesadillas sobre su vida pasada, si no:
Pesadillas sobre Newt.
Y siempre era la misma.
Charlotte había despertado. Sabia que Newt no había regresado, pero cuando abrió los ojos lentamente, se llevo una gran sorpresa.
Era Newt sentado en el borde del colchón mirando a Charlotte con una leve sonrisa en el rostro y los ojos llorosos. La chica se incorporó en el colchón, quedando sentada frente al chico, y lo miro con preocupación.
—¿Newt?—su voz sonó casi en un susurro.
El chico no contesto. Simplemente se levanto lentamente del colchón y camino hacia la puerta. Todo pasaba como en cámara lenta. Todo se sentía tan real pero a la vez tan irreal, que era difícil distinguir; si era un sueño, estaba disociando, estaba muerta, o era algo premonitorio.
Daba miedo. Mucho miedo.
—Newt.—volvio a hablar Charlotte. Su voz sonó como si se la llevara el viento, uno que jamás entro a la cabaña.
El rubio no le presto atención, y al llegar a la puerta, se detuvo. Se giro hacia la ondulada con lagrimas corriéndole por las mejillas.
—Mereces algo mejor, Charlotte.—Dijo Newt con claridad y salió de la cabaña.
La chica quería hablar, seguir a Newt, detenerlo porque sabia que eso significaba que se iba a escapar del palacio e iba a dejar sola una vez más.
De la nada, todo cambio. Todo se volvió oscuro lentamente hasta que ya no se oía ni siquiera la respiración de la chica.
Hubo un cambio de escenario tan repentino, que causo escalofríos en el cuerpo de la chica. Miro hacia el frente y vio a su alrededor. Se encontraba en un lugar desconocido pero algo dentro de ella le decía que conocía ese lugar. Una carretera vacía con algunos restos de basura en medio y por los bordes. Árboles quemados a cada lado de la autopista debido a la llamadas solares. Y el cielo estaba completamente nublado, como si fuera a llover en cualquier momento.
Newt se encontraba ahí, a espaldas de Charlotte.
La chica volvió a repetir su nombre y el rubio se giro lentamente hacia ella. La ondulada dio un paso atrás inconscientemente al ver la situación en la que se encontraba Newt.
Totalmente consumido por la llamarada.
El cabello rubio pegado en su frente por el sudor. Los ojos negros. Venas azules muy marcadas en sus rostro y brazos. Estaba completamente pálido. La saliva escapaba de su boca.
La locura había llegado a un 100%.
El chico miro unos segundos a Charlotte hasta que ella volvió a hablar con la voz entrecortada.
—Newt...soy yo...tu chica del arco...Charlotte.
El rubio no dijo nada. Y al parecer nada había cambiado en él, ni siquiera su expresión.
Newt corrió hacia Charlotte lanzando un alarido fuerte y se abalanzo hacia la chica con total locura en su interior, lista para atacarla hasta la muerte.
La chica cayo al suelo en un golpe seco y...
La pesadilla de Charlotte siempre terminaba ahí. Caía al suelo, y despertaba: sobresaltada, con un vacío en el pecho, temblando, sudando frio y desorientada.
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No te vayas de mi lado
AventuraDesde que Thomas y el resto de sus amigos dejo a Newt en el berg, el pensó que estaba perdido. Pero en verdad no era así, no hasta que conoció a una chica, su nueva amiga y compañera de supervivencia, su chica del arco, su todo. Newt se dijo a si mi...